Del Viernes, 22 de Agosto de 2025 al Martes, 23 de Septiembre de 2025

34 despoblados en el sureste leonés
Paredes que regresaron a la tierra
A todos los políticos se les ha encendido al mismo tiempo la alarma de la problemática de la despoblación. Se organizan charlas, encuentros, simposios, programas especiales para evitar que los pueblos se vacíen. El problema es real, pero no es nuevo. Los núcleos de población han nacido y han muerto a lo largo de los siglos… y lo seguirán haciendo. Nacieron principalmente en la época de la Reconquista cristiana, cuando se ‘utilizaba’ la repoblación para asentar territorio y defenderlo de pueblos extranjeros o ‘bárbaros’ y, de paso, para recaudar impuestos con los que financiar guerras y cruzadas… Murieron por muy distintas causas, pero principalmente debido a la pobreza del suelo donde se asentaron, una tierra que no producía lo suficiente para sobrevivir.
Pueblos y pobladores que tenían sus viviendas, sus iglesias, sus cementerios, corrales, pajares y paneras donde almacenar el grano y el sustento para comer hasta que, por las pestes, enfermedades o hambrunas, esos pueblos, esas paredes y tejados, fueron abandonados repentina o lentamente hasta regresar mimetizados a la tierra de donde habían salido en su día.
La Diputación de León maneja actualmente la cifra de 1.236 los pueblos repartidos entre los 211 ayuntamientos en los que se divide el territorio provincial. Una provincia constituida oficialmente en 1833, que por entonces contaba con 1.407 pueblos, de los que 76 ya estaban abandonados. En lo que a habitantes se refiere, a uno de enero de 2017, último padrón municipal publicado, la provincia contaba con 463.319 habitantes, de los que 7.623 correspondían a los 20 ayuntamientos de la comarca de Sahagún.
Centrándonos en nuestra bienquerida comarca, podemos atestiguar que actualmente aún quedan ‘en pie’ y habitados 73 poblaciones. Pero tenemos que reseñar que a lo largo de los últimos siglos fueron hasta 34 las localidades que quedaron abandonadas por unos u otros motivos. Son los denominados despoblados.
En este sureste provincial enumeramos a continuación por orden alfabético cuál fueron esos pueblos que fueron desapareciendo, con la población o municipio más cercana acotada entre paréntesis:
-Anlinos o Andrinos (Matallana de Valmadrigal)
-Barriales (Sahelices del Río)
-Barriales de la Torre (Sahagún)
-Barrio de San Pelayo (Grajal de Campos)
-Barrio de Santa Colomba (Arenillas de Valderaduey)
-Bustillo de Roso (Valdespino Vaca)
-Entrevalles (Castrotierra de Valmadrigal-Las Grañeras-Bercianos del Real Camino-Vallecillo)
-Foncabada (Villacalabuey)
-Gallegos (Santa Cristina de Valmadrigal)
-Las Lombas (Quintanilla de Almanza)
-Mahudes (Calzada del Coto)
-Oques o Valdeoques (Villacalabuey)
-Otero (VIllacerán)
-San Andrés (Sahagún)
-San Cebrián (Sahagún)
-San Lorente de Ceramedo (Santa María del Monte de Cea)
-Trianos (Villamol-vacío)
-Valdeasneros (El Burgo Ranero)
-Valdegorrón (Santa Cristina de Valmadrigal)
-Valdelaguna (Calzada del Coto-vacío)
-Valdelorio (Santa María del Monte de Cea)
-Valdellán (Villamizar-vacío)
-Valdelocajos (Calzada del Coto-vacío)
-Valdescubia (Villamizar)
-Valfartiel o Varatiel (Gordaliza del Pino)
-Vallebaniego (Villavelasco de Valderaduey)
-Villaheles (Villamizar)
-Villalaco (Arenillas de Valderaduey)
-Villalaín (Joarilla de las Matas)
-Villarriviel (Calzadilla de los Hermanillos)
-Villavirtud (Santa María del Monte de Cea)
-Villazán (Joara-Sahagún-Caserío-vacío)
-Villegas (Calzadilla de los Hermanillos)
-Yecla (Villaverde de Arcayos)
Esta relación ha sido extraída del estudio elaborado por Luis Pastrana Giménez (1950-2003) en su libro ‘Despoblados leoneses’ editado en 1992 por Caja España. Luis Pastrana fue un historiador, escritor y periodista, cronista oficial de la ciudad de León, gran erudito de la provincia leonesa, conocedor de todos los pueblos y un gran divulgador. Pastrana realizó esta investigación repasando documentación en el Archivo Histórico Provincial y cotejando los nombres de aquellos pueblos con el Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar de Pascual Madoz, un inventario elaborado entre 1845 y 1850, estudio imprescindible para todo escrutador de la historia de este país.
Las dos desamortizaciones de tierras que sufrió la Iglesia por el poder establecido eliminaron el sistema económico basado en la propiedad monástica, bajo cuyo amparo se mantuvieron numerosos pueblos y aldeas de la zona, con los grandes monasterios benedictinos de San Benito de Sahagún y el cercano de Santa María La Real de Trianos, que dejó a sus pobladores sometidos a la suerte de las cosechas agrícolas. Muchos de aquellos pueblos se fueron abandonando, víctimas de saqueos y rapiñas, quedando actualmente de esas poblaciones simples referencias documentales en legajos y latinajos.
Barriales
Así lo recuerda el bueno de Luis Pastrana sobre el último vestigio del desaparecido pueblo de Barriales, situado a poco más de un kilómetro de Sahelices del Río. La torre de la iglesia de San Esteban es el único testigo de una localidad que se extinguió, según cuenta la leyenda, por una plaga de hormigas, que lo exterminó por completo.
Lo cierto es que algo extraordinario debió acontecer para acabar con un enclave que aparece citado en las gestas de Alfonso V cuando derrotó al moro Almanzor.
Ahora este torreón desmochado, que prácticamente sólo conserva el muro oeste, amenaza con derrumbarse. Hispania Nostra lo ha incluido en su Lista Roja. La torre, del siglo XI-XIV, en algún momento debió jugar un papel estratégico, al encontrarse en plena línea divisora entre los reinos de León y Castilla. Según algunos documentos, como un pleito del año 1501, Barriales ya estaba despoblado. El Diccionario de Madoz, que recoge la historia de las hormigas, también indica que posiblemente Barriales fue abandonado “por la peste negra, el hambre, las guerras o por ir a la repoblación de Buenos Aires o Montevideo”.
Un siglo y medio después, el torreón de la iglesia de San Esteban, de propiedad particular, agoniza. El muro que resiste sigue manteniendo las medidas que cita Madoz -unos 15 metros de alto por 5,4 de ancho, en piedra rematada por unos arcos de ladrillo, visiblemente deteriorados-. Curiosamente, contemplada de lejos, en la inmensidad de la planicie que la rodea, la atalaya da la impresión de estar entera.
Según Hispania Nostra sufre riesgo de derrumbarse y de desaparecer por completo, de ahí que aparezca en su ‘Lista Roja’ junto a otros muchos elementos patrimoniales leoneses que corren el riesgo de perder la verticalidad.
Semivacío
No abandonado, sino semivacío. Así cataloga Luis Pastrana el caso de La Veguellina, una de las pedanías de Valverde Enrique, pequeña población situada en el extremo opuesto del valle que le separa de Castrovega de Valmadrigal y por donde discurre el arroyo de La Vega. La población de esta pequeña aldea fue bajando considerablemente a lo largo del siglo XX, pasando de los 50 habitantes en 1950 a solamente seis en 1991. La Veguellina es visible desde la carretera Nacional 120 (la llamada carretera de Burgos mucho menos transitada desde que se abrió hace 20 años la autovía A-231) de la que dista apenas 200 metros. Destaca su iglesia derrumbada, de la que sobresale la solitaria espadaña que aún permanece erguida. Tras mucho batallar, los pocos vecinos de este pueblo lograron no hace muchos años que el Ayuntamiento asfaltara en precario el vial de acceso desde la citada carretera N-120.
Los pequeñines
El caso de Escobar de Campos siempre sale en las estadísticas por uno u otro motivo, pero lo más normal es que se nombre a la población de la comarca que limita con la de Palencia por ser el Ayuntamiento más pequeño de la provincia y, casi con toda seguridad, de España, pues a fecha 1-1-2017 tenía un padrón municipal de 42 personas, lo que no implica que sean 42 almas las que residen a diario en la población, pues ya se sabe que algunos ‘románticos’ siguen empadronados en el pueblín mientras reside en la ciudad o en otra provincia, cuando no en otro país.
Escobar tiene establecido el Gobierno municipal del Concejo Abierto, pues según la Ley Orgánica del Régimen Electoral General, los concejales electos (tres por menos de 100 electores; cinco si son entre 100 y 250) son los más votados nominalmente por sus convecinos y no por candidaturas cerradas de partidos políticos como ocurre en los ayuntamientos de más de 250 habitantes. El alcalde tiene del mismo modo elección abierta entre los concejales electos y cualquiera de ellos puede ser candidato para ser elegido primer edil. Pequeños sí, pero con democracia de primer orden.
En ese grupo de ‘pequeñines’ también se encuentra Castrotierra de Valmadrigal, municipio de una sola población que sólo cuenta con 110 empadronados, cifra que se eleva a 121 si hablamos del Ayuntamiento de Vallecillo, si bien este último suma la pedanía de Villeza. Dos pueblos pequeños cuya suma de vecinos arroja un municipio bastante reducido.
Caseríos o diseminados
Actualmente son simples caseríos o fincas con alguna edificación, pero en su día fueron pueblos ‘hechos y derechos’. Hablamos de los siguientes, todos ellos nombrados en el estudio de Luis Pastrana: Valdelaguna, Valdelocajos y Mahudes, de Calzada del Coto; Trianos (Villamol); Valdellán (Villamizar) y Villazán (Joara). Curiosamente aquellas antiguas poblaciones que acabaron deshabitadas son hoy caseríos de guardeses u obreros de grandes fincas agrícolas/ganaderas como son los casos de los tres enclaves que pertenecen a Calzada.
Si hablamos de Valdellán, antes asociado a Villamizar, hoy a Santa María del Río (Santamar) al encontrarse a medio camino entre ambos pueblos, tenemos que hacer referencia a la prestigiosa ganadería de lidia, a los toros del encaste de Santa Coloma (línea de Graciliano Pérez-Tabernero), que ocupan actualmente este hermoso monte-dehesa de robles y encinas.
Al pronunciar el vocablo Villazán (Joara-Sahagún) se nos llena la boca de sabor a vino, del de la Bodega de Julio Crespo que se expande en este lugar próximo a la carretera LE-6707 Sahagún-Renedo. Además de las naves donde duermen los ricos vinos rosados y tintos que se elaboran más al sureste de la provincia de León, aún permanecen en pie algunas casas de lo que más bien podría ser un barrio de Villalmán, además de conservarse también erguida la ermita de Las Nieves.
En el caso de Truébano, no nombrado en este estudio de Pastrana, se considera realmente un barrio de Villaselán. Un Truébano donde se ubica la vivienda y la empresa de licores de la familia Valbuena desde 1948, aguardientes con una aceptación más que notable dentro del mercado provincial del destilado de alcoholes.
Sin vecinos
De los 73 pueblos actualmente ‘vivos’ en la comarca, algunos de ellos destacan por haber tenido cerca varias viviendas vecinas que desaparecieron por culpa de epidemias, guerras, hambrunas o huidas precipitadas. Es el caso de Villamizar, que la historia asocia a los despoblados Valdescubia y Villaheles; Calzadilla de los Hermanillos, con Villegas y Villarriviel; Sahagún, con Barriales de la Torre, San Andrés y San Cebrián; Santa Cristina de Valmadrigal con Gallegos y Valdegorrón (con este nombre es normal que desapareciera); Villacalabuey, con Foncabada y Oques o Valdeoques; Santa María del Monte de Cea con San Lorente de Ceramedo, Valdelorio y Villavirtud (éste último con un nombre contradictorio).
El despoblado que enumera Pastrana en su libro que se encontraba más cercano a Gordaliza del Pino es Valfartiel o Varatiel, sin embargo existe una creencia popular entre los vecinos, quizá sea leyenda, que hubo otro poblado desaparecido llamado Cabañas que se situaría entre Gordaliza y Galleguillos de Campos y del que los más ancianos del lugar dicen recordar restos de sus construcciones. Esta creencia transmitida por tradición oral tiene su base en la Virgen de Cabañas, cuya imagen se resguarda en la ermita del mismo nombre del pueblo y que habría sido rescatada de este antiguo poblado. El refrán popular habla de esta virgen y de las de Bercianos (‘La Perala’) y San Miguel de Montañán (la del Páramo), por encontrarse Gordaliza justo en medio de las otras dos en una imaginaria línea recta que se trazara. Dice así: “La Virgen de Perales, y la de Cabañas, visitan a Nuestra Señora del Páramo, que son hermanas”.
Villacreces
Oficialmente el despoblado Villacreces está fuera de la comarca de Sahagún, justo en el vértice de las provincias de Valladolid, Palencia y León, aunque administrativamente pertenece al Ayuntamiento vallisoletano de Santervás de Campos. Lo cierto es que se encuentra muy cerca de las poblaciones leonesas de Grajal de Campos, Galleguillos de Campos y Arenillas de Valderaduey, no distando más de ocho kilómetros de Sahagún. Fue el de Villacreces un caso muy particular, pues sus habitantes fueron emigrando en la década de los 50 y 60 del siglo XX, como en otros muchos núcleos por entonces, pero hasta tal punto se fue marchando la gente, que la última familia dejó el pueblo en 1981 para ir a la vecina Villada (Palencia), por puro miedo a la soledad y a ser atacados por desconocidos, que ya entonces frecuentaban las casas abandonadas para esquilmar pertenencias ajenas. Y fue casi insólito que ocurriera esto, pues el pueblo cuenta con un amplio campo agrícola fértil y posee muy buenas aguas. La prueba es que aún conserva la fuente en la que el visitante puede calmar la sed con plenas garantías de su calidad. Tenía hasta una iglesia decente de la que sólo se conserva una torre impresionante, sin campanas ya, que es visible desde varios kilómetros a la redonda.
Es un despoblado el de Villacreces realmente desolador, con sus casas derruidas y donde aún se puede encontrar el visitante ropa y enseres, como si la gente se hubiera marchado de repente tras una amenaza de guerra inminente. Todo está saqueado. Se han llevado ladrillos, azulejos, tejas, sin contar muebles, puertas y hasta ventanas que quedaron abandonados a su suerte. Los tapiales y los abobes se vuelven a fundir con la tierra de barrial de donde salieron en su día. Las bodegas están caídas, han crecido zarzas por todos los lados y hasta se ha sembrado cereal entre las casas ya derruidas. Todo un ejemplo de abandono que sirve de referencia para intentar evitar que esto mismo ocurra en los pueblos que aún siguen en pie y habitados, aunque la amenaza de la despoblación y el envejecimiento pesen sobre los tejados.
Un caso curioso: Riocamba
A mediados del siglo pasado se realizó la repoblación del Monte de Riocamba, una masa forestal de 2.500 hectáreas que compró el Estado en 1944 al pueblo de Cea. En esos años 1944-1962 se construyó en el interior del monte una gran casa forestal y diversas dependencias para acoger a los trabajadores. Se instaló un gran vivero para producción de planta forestal, se habilitaron varias charcas para proporcionar agua a la fauna y hasta se levantó una ermita. Decenas de familias trabajaron y vivieron en Riocamba, por lo que fueron varios los niños que allí nacieron, motivo por el que se creó una escuela para su educación. Actualmente sólo residen guardas de fauna y forestales de la Junta de Castilla y León.
Repoblación
Nadie se plantea realizar ahora repoblaciones del estilo de hace un milenio con contingentes de hombres, mujeres y niños que vengan a ocupar pueblos semivacíos o las casas cerradas de nuestros antepasados. Pero sí se habla de incentivos fiscales para las empresas y de ayudas a la natalidad como sistemas alternativos para que los pueblos, las denostadas zonas rurales, vuelvan a coger el vigor poblacional o, al menos, no pierdan el poco que conservan. Lo cierto es que si un pueblo muere es muy difícil que resucite. Estamos en la obligación, todos, de evitar que esto ocurra. La responsabilidad es nuestra.
![[Img #17534]](upload/img/periodico/img_17534.jpg)
A todos los políticos se les ha encendido al mismo tiempo la alarma de la problemática de la despoblación. Se organizan charlas, encuentros, simposios, programas especiales para evitar que los pueblos se vacíen. El problema es real, pero no es nuevo. Los núcleos de población han nacido y han muerto a lo largo de los siglos… y lo seguirán haciendo. Nacieron principalmente en la época de la Reconquista cristiana, cuando se ‘utilizaba’ la repoblación para asentar territorio y defenderlo de pueblos extranjeros o ‘bárbaros’ y, de paso, para recaudar impuestos con los que financiar guerras y cruzadas… Murieron por muy distintas causas, pero principalmente debido a la pobreza del suelo donde se asentaron, una tierra que no producía lo suficiente para sobrevivir.
Pueblos y pobladores que tenían sus viviendas, sus iglesias, sus cementerios, corrales, pajares y paneras donde almacenar el grano y el sustento para comer hasta que, por las pestes, enfermedades o hambrunas, esos pueblos, esas paredes y tejados, fueron abandonados repentina o lentamente hasta regresar mimetizados a la tierra de donde habían salido en su día.
![[Img #17539]](upload/img/periodico/img_17539.jpg)
Centrándonos en nuestra bienquerida comarca, podemos atestiguar que actualmente aún quedan ‘en pie’ y habitados 73 poblaciones. Pero tenemos que reseñar que a lo largo de los últimos siglos fueron hasta 34 las localidades que quedaron abandonadas por unos u otros motivos. Son los denominados despoblados.
En este sureste provincial enumeramos a continuación por orden alfabético cuál fueron esos pueblos que fueron desapareciendo, con la población o municipio más cercana acotada entre paréntesis:
-Anlinos o Andrinos (Matallana de Valmadrigal)
-Barriales (Sahelices del Río)
-Barriales de la Torre (Sahagún)
-Barrio de San Pelayo (Grajal de Campos)
-Barrio de Santa Colomba (Arenillas de Valderaduey)
-Bustillo de Roso (Valdespino Vaca)
-Entrevalles (Castrotierra de Valmadrigal-Las Grañeras-Bercianos del Real Camino-Vallecillo)
-Foncabada (Villacalabuey)
-Gallegos (Santa Cristina de Valmadrigal)
-Las Lombas (Quintanilla de Almanza)
-Mahudes (Calzada del Coto)
-Oques o Valdeoques (Villacalabuey)
-Otero (VIllacerán)
-San Andrés (Sahagún)
-San Cebrián (Sahagún)
-San Lorente de Ceramedo (Santa María del Monte de Cea)
-Trianos (Villamol-vacío)
-Valdeasneros (El Burgo Ranero)
-Valdegorrón (Santa Cristina de Valmadrigal)
-Valdelaguna (Calzada del Coto-vacío)
-Valdelorio (Santa María del Monte de Cea)
-Valdellán (Villamizar-vacío)
-Valdelocajos (Calzada del Coto-vacío)
-Valdescubia (Villamizar)
-Valfartiel o Varatiel (Gordaliza del Pino)
-Vallebaniego (Villavelasco de Valderaduey)
-Villaheles (Villamizar)
-Villalaco (Arenillas de Valderaduey)
-Villalaín (Joarilla de las Matas)
-Villarriviel (Calzadilla de los Hermanillos)
-Villavirtud (Santa María del Monte de Cea)
-Villazán (Joara-Sahagún-Caserío-vacío)
-Villegas (Calzadilla de los Hermanillos)
-Yecla (Villaverde de Arcayos)
![[Img #17538]](upload/img/periodico/img_17538.jpg)
Las dos desamortizaciones de tierras que sufrió la Iglesia por el poder establecido eliminaron el sistema económico basado en la propiedad monástica, bajo cuyo amparo se mantuvieron numerosos pueblos y aldeas de la zona, con los grandes monasterios benedictinos de San Benito de Sahagún y el cercano de Santa María La Real de Trianos, que dejó a sus pobladores sometidos a la suerte de las cosechas agrícolas. Muchos de aquellos pueblos se fueron abandonando, víctimas de saqueos y rapiñas, quedando actualmente de esas poblaciones simples referencias documentales en legajos y latinajos.
![[Img #17533]](upload/img/periodico/img_17533.jpg)
Barriales
Así lo recuerda el bueno de Luis Pastrana sobre el último vestigio del desaparecido pueblo de Barriales, situado a poco más de un kilómetro de Sahelices del Río. La torre de la iglesia de San Esteban es el único testigo de una localidad que se extinguió, según cuenta la leyenda, por una plaga de hormigas, que lo exterminó por completo.
Lo cierto es que algo extraordinario debió acontecer para acabar con un enclave que aparece citado en las gestas de Alfonso V cuando derrotó al moro Almanzor.
Ahora este torreón desmochado, que prácticamente sólo conserva el muro oeste, amenaza con derrumbarse. Hispania Nostra lo ha incluido en su Lista Roja. La torre, del siglo XI-XIV, en algún momento debió jugar un papel estratégico, al encontrarse en plena línea divisora entre los reinos de León y Castilla. Según algunos documentos, como un pleito del año 1501, Barriales ya estaba despoblado. El Diccionario de Madoz, que recoge la historia de las hormigas, también indica que posiblemente Barriales fue abandonado “por la peste negra, el hambre, las guerras o por ir a la repoblación de Buenos Aires o Montevideo”.
Un siglo y medio después, el torreón de la iglesia de San Esteban, de propiedad particular, agoniza. El muro que resiste sigue manteniendo las medidas que cita Madoz -unos 15 metros de alto por 5,4 de ancho, en piedra rematada por unos arcos de ladrillo, visiblemente deteriorados-. Curiosamente, contemplada de lejos, en la inmensidad de la planicie que la rodea, la atalaya da la impresión de estar entera.
Según Hispania Nostra sufre riesgo de derrumbarse y de desaparecer por completo, de ahí que aparezca en su ‘Lista Roja’ junto a otros muchos elementos patrimoniales leoneses que corren el riesgo de perder la verticalidad.
Semivacío
No abandonado, sino semivacío. Así cataloga Luis Pastrana el caso de La Veguellina, una de las pedanías de Valverde Enrique, pequeña población situada en el extremo opuesto del valle que le separa de Castrovega de Valmadrigal y por donde discurre el arroyo de La Vega. La población de esta pequeña aldea fue bajando considerablemente a lo largo del siglo XX, pasando de los 50 habitantes en 1950 a solamente seis en 1991. La Veguellina es visible desde la carretera Nacional 120 (la llamada carretera de Burgos mucho menos transitada desde que se abrió hace 20 años la autovía A-231) de la que dista apenas 200 metros. Destaca su iglesia derrumbada, de la que sobresale la solitaria espadaña que aún permanece erguida. Tras mucho batallar, los pocos vecinos de este pueblo lograron no hace muchos años que el Ayuntamiento asfaltara en precario el vial de acceso desde la citada carretera N-120.
![[Img #17535]](upload/img/periodico/img_17535.jpg)
Los pequeñines
El caso de Escobar de Campos siempre sale en las estadísticas por uno u otro motivo, pero lo más normal es que se nombre a la población de la comarca que limita con la de Palencia por ser el Ayuntamiento más pequeño de la provincia y, casi con toda seguridad, de España, pues a fecha 1-1-2017 tenía un padrón municipal de 42 personas, lo que no implica que sean 42 almas las que residen a diario en la población, pues ya se sabe que algunos ‘románticos’ siguen empadronados en el pueblín mientras reside en la ciudad o en otra provincia, cuando no en otro país.
Escobar tiene establecido el Gobierno municipal del Concejo Abierto, pues según la Ley Orgánica del Régimen Electoral General, los concejales electos (tres por menos de 100 electores; cinco si son entre 100 y 250) son los más votados nominalmente por sus convecinos y no por candidaturas cerradas de partidos políticos como ocurre en los ayuntamientos de más de 250 habitantes. El alcalde tiene del mismo modo elección abierta entre los concejales electos y cualquiera de ellos puede ser candidato para ser elegido primer edil. Pequeños sí, pero con democracia de primer orden.
En ese grupo de ‘pequeñines’ también se encuentra Castrotierra de Valmadrigal, municipio de una sola población que sólo cuenta con 110 empadronados, cifra que se eleva a 121 si hablamos del Ayuntamiento de Vallecillo, si bien este último suma la pedanía de Villeza. Dos pueblos pequeños cuya suma de vecinos arroja un municipio bastante reducido.
![[Img #17536]](upload/img/periodico/img_17536.jpg)
Caseríos o diseminados
Actualmente son simples caseríos o fincas con alguna edificación, pero en su día fueron pueblos ‘hechos y derechos’. Hablamos de los siguientes, todos ellos nombrados en el estudio de Luis Pastrana: Valdelaguna, Valdelocajos y Mahudes, de Calzada del Coto; Trianos (Villamol); Valdellán (Villamizar) y Villazán (Joara). Curiosamente aquellas antiguas poblaciones que acabaron deshabitadas son hoy caseríos de guardeses u obreros de grandes fincas agrícolas/ganaderas como son los casos de los tres enclaves que pertenecen a Calzada.
Si hablamos de Valdellán, antes asociado a Villamizar, hoy a Santa María del Río (Santamar) al encontrarse a medio camino entre ambos pueblos, tenemos que hacer referencia a la prestigiosa ganadería de lidia, a los toros del encaste de Santa Coloma (línea de Graciliano Pérez-Tabernero), que ocupan actualmente este hermoso monte-dehesa de robles y encinas.
Al pronunciar el vocablo Villazán (Joara-Sahagún) se nos llena la boca de sabor a vino, del de la Bodega de Julio Crespo que se expande en este lugar próximo a la carretera LE-6707 Sahagún-Renedo. Además de las naves donde duermen los ricos vinos rosados y tintos que se elaboran más al sureste de la provincia de León, aún permanecen en pie algunas casas de lo que más bien podría ser un barrio de Villalmán, además de conservarse también erguida la ermita de Las Nieves.
En el caso de Truébano, no nombrado en este estudio de Pastrana, se considera realmente un barrio de Villaselán. Un Truébano donde se ubica la vivienda y la empresa de licores de la familia Valbuena desde 1948, aguardientes con una aceptación más que notable dentro del mercado provincial del destilado de alcoholes.
Sin vecinos
De los 73 pueblos actualmente ‘vivos’ en la comarca, algunos de ellos destacan por haber tenido cerca varias viviendas vecinas que desaparecieron por culpa de epidemias, guerras, hambrunas o huidas precipitadas. Es el caso de Villamizar, que la historia asocia a los despoblados Valdescubia y Villaheles; Calzadilla de los Hermanillos, con Villegas y Villarriviel; Sahagún, con Barriales de la Torre, San Andrés y San Cebrián; Santa Cristina de Valmadrigal con Gallegos y Valdegorrón (con este nombre es normal que desapareciera); Villacalabuey, con Foncabada y Oques o Valdeoques; Santa María del Monte de Cea con San Lorente de Ceramedo, Valdelorio y Villavirtud (éste último con un nombre contradictorio).
El despoblado que enumera Pastrana en su libro que se encontraba más cercano a Gordaliza del Pino es Valfartiel o Varatiel, sin embargo existe una creencia popular entre los vecinos, quizá sea leyenda, que hubo otro poblado desaparecido llamado Cabañas que se situaría entre Gordaliza y Galleguillos de Campos y del que los más ancianos del lugar dicen recordar restos de sus construcciones. Esta creencia transmitida por tradición oral tiene su base en la Virgen de Cabañas, cuya imagen se resguarda en la ermita del mismo nombre del pueblo y que habría sido rescatada de este antiguo poblado. El refrán popular habla de esta virgen y de las de Bercianos (‘La Perala’) y San Miguel de Montañán (la del Páramo), por encontrarse Gordaliza justo en medio de las otras dos en una imaginaria línea recta que se trazara. Dice así: “La Virgen de Perales, y la de Cabañas, visitan a Nuestra Señora del Páramo, que son hermanas”.
![[Img #17532]](upload/img/periodico/img_17532.jpg)
Villacreces
Oficialmente el despoblado Villacreces está fuera de la comarca de Sahagún, justo en el vértice de las provincias de Valladolid, Palencia y León, aunque administrativamente pertenece al Ayuntamiento vallisoletano de Santervás de Campos. Lo cierto es que se encuentra muy cerca de las poblaciones leonesas de Grajal de Campos, Galleguillos de Campos y Arenillas de Valderaduey, no distando más de ocho kilómetros de Sahagún. Fue el de Villacreces un caso muy particular, pues sus habitantes fueron emigrando en la década de los 50 y 60 del siglo XX, como en otros muchos núcleos por entonces, pero hasta tal punto se fue marchando la gente, que la última familia dejó el pueblo en 1981 para ir a la vecina Villada (Palencia), por puro miedo a la soledad y a ser atacados por desconocidos, que ya entonces frecuentaban las casas abandonadas para esquilmar pertenencias ajenas. Y fue casi insólito que ocurriera esto, pues el pueblo cuenta con un amplio campo agrícola fértil y posee muy buenas aguas. La prueba es que aún conserva la fuente en la que el visitante puede calmar la sed con plenas garantías de su calidad. Tenía hasta una iglesia decente de la que sólo se conserva una torre impresionante, sin campanas ya, que es visible desde varios kilómetros a la redonda.
Es un despoblado el de Villacreces realmente desolador, con sus casas derruidas y donde aún se puede encontrar el visitante ropa y enseres, como si la gente se hubiera marchado de repente tras una amenaza de guerra inminente. Todo está saqueado. Se han llevado ladrillos, azulejos, tejas, sin contar muebles, puertas y hasta ventanas que quedaron abandonados a su suerte. Los tapiales y los abobes se vuelven a fundir con la tierra de barrial de donde salieron en su día. Las bodegas están caídas, han crecido zarzas por todos los lados y hasta se ha sembrado cereal entre las casas ya derruidas. Todo un ejemplo de abandono que sirve de referencia para intentar evitar que esto mismo ocurra en los pueblos que aún siguen en pie y habitados, aunque la amenaza de la despoblación y el envejecimiento pesen sobre los tejados.
![[Img #17537]](upload/img/periodico/img_17537.jpg)
Un caso curioso: Riocamba
A mediados del siglo pasado se realizó la repoblación del Monte de Riocamba, una masa forestal de 2.500 hectáreas que compró el Estado en 1944 al pueblo de Cea. En esos años 1944-1962 se construyó en el interior del monte una gran casa forestal y diversas dependencias para acoger a los trabajadores. Se instaló un gran vivero para producción de planta forestal, se habilitaron varias charcas para proporcionar agua a la fauna y hasta se levantó una ermita. Decenas de familias trabajaron y vivieron en Riocamba, por lo que fueron varios los niños que allí nacieron, motivo por el que se creó una escuela para su educación. Actualmente sólo residen guardas de fauna y forestales de la Junta de Castilla y León.
Repoblación
Nadie se plantea realizar ahora repoblaciones del estilo de hace un milenio con contingentes de hombres, mujeres y niños que vengan a ocupar pueblos semivacíos o las casas cerradas de nuestros antepasados. Pero sí se habla de incentivos fiscales para las empresas y de ayudas a la natalidad como sistemas alternativos para que los pueblos, las denostadas zonas rurales, vuelvan a coger el vigor poblacional o, al menos, no pierdan el poco que conservan. Lo cierto es que si un pueblo muere es muy difícil que resucite. Estamos en la obligación, todos, de evitar que esto ocurra. La responsabilidad es nuestra.
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