Del Viernes, 22 de Agosto de 2025 al Martes, 23 de Septiembre de 2025

Comercios con solera
La carnicería G. Fresno bajó la trapa: 27 años de calidad animal y humana
Han sido 27 largos años de servicio a los clientes de Sahagún desde la Carnicería G. Fresno, una G que corresponde a la inicial de Gonzalo Fresno Baños, Gonzalo el de Villamuñío. El pasado 30 de junio el negocio echaba la trapa, un comercio con una larga trayectoria de despacho con nota sobresaliente en calidad del ‘género’ animal y un trato humano exquisito hacia la clientela.
Inicialmente fueron el propio Gonzalo junto con su esposa Olga Luna, natural de la vecina Calzada del Coto, quienes se alternaron en el céntrico despacho de la calle Informantes número uno (vecinos de Caja España, Correos y el bar Covadonga). Hace unos años fue la salud de Olga la que le apartó temporalmente de la carnicería y ha sido desde principios de este 2018 que la baja laboral de Gonzalo puso el veterano despacho de carne contra las cuerdas.
A partir de este mes de julio las cámaras frigoríficas se han trasladado al comercio que han mantenido durante todos estos años en el propio pueblo de Villamuñío, que seguirá atendiendo Olga, perfectamente recuperada, y en el camionín con el que seguir dando servicio semanal a buena parte de los pueblos de la parte norte de la comarca.
El carácter de Gonzalo Fresno se vuelve melancólico cuando se le pregunta por el balance de estas casi tres décadas de trabajo directo con el público: “Me gustaría dar las gracias a todos los clientes por la confianza y fidelidad que nos han demostrado durante estos años, no sólo a los de Sahagún, sino también a los de los pueblos de la comarca”. El de Villamuñío podría parecer corto de estatura, pero de evidente gran corazón, el mismo que le ha dado un serio aviso hasta el punto de optar por apartarse de las canales de los jatos, los gochos y los corderos entre los que convive desde que era un chaval, desde que lo ‘mamara’ en casa de su padre, Marcial, quien le inició en el negocio cárnico con despacho en su pueblo natal, Villamuñío, población de la que presume y que defiende a la mínima oportunidad que se le presenta.
El éxito de esta carnicería es, además del lado humano ya descrito, la calidad de la carne seleccionada para servir al público cada vez más exigente. Los primeros años tocaba ir pueblo por pueblo, ganadero por ganadero, seleccionando las mejores reses, los mejores corderos, los mejores lechazos… hasta que las ganaderías particulares fueron a menos. A partir de un momento dado, las reses mayores de vacuno comenzaron a llegar de ganaderías extensivas de la comarca, las que confían las máximas garantías.
Jornadas de mucho madrugar, siempre con el frío en las manos, inviernos largos y veranos sin descanso, aunque sin olvidarse de la sonrisa eterna y del buen humor. Gonzalo comenzará a ver los toros desde la barrera para disfrutar más de su familia, de sus tres hijos: Gonzalín, Olga y de la pequeña Raquel. Emprender una nueva vida en la que, además de algo de ocio, le tocará hacer ‘las tareas de casa’, pero sin olvidar que seguirá siendo siempre Gonzalo, el carnicero de Villamuñío.
![[Img #17610]](upload/img/periodico/img_17610.jpg)
Han sido 27 largos años de servicio a los clientes de Sahagún desde la Carnicería G. Fresno, una G que corresponde a la inicial de Gonzalo Fresno Baños, Gonzalo el de Villamuñío. El pasado 30 de junio el negocio echaba la trapa, un comercio con una larga trayectoria de despacho con nota sobresaliente en calidad del ‘género’ animal y un trato humano exquisito hacia la clientela.
Inicialmente fueron el propio Gonzalo junto con su esposa Olga Luna, natural de la vecina Calzada del Coto, quienes se alternaron en el céntrico despacho de la calle Informantes número uno (vecinos de Caja España, Correos y el bar Covadonga). Hace unos años fue la salud de Olga la que le apartó temporalmente de la carnicería y ha sido desde principios de este 2018 que la baja laboral de Gonzalo puso el veterano despacho de carne contra las cuerdas.
A partir de este mes de julio las cámaras frigoríficas se han trasladado al comercio que han mantenido durante todos estos años en el propio pueblo de Villamuñío, que seguirá atendiendo Olga, perfectamente recuperada, y en el camionín con el que seguir dando servicio semanal a buena parte de los pueblos de la parte norte de la comarca.
El carácter de Gonzalo Fresno se vuelve melancólico cuando se le pregunta por el balance de estas casi tres décadas de trabajo directo con el público: “Me gustaría dar las gracias a todos los clientes por la confianza y fidelidad que nos han demostrado durante estos años, no sólo a los de Sahagún, sino también a los de los pueblos de la comarca”. El de Villamuñío podría parecer corto de estatura, pero de evidente gran corazón, el mismo que le ha dado un serio aviso hasta el punto de optar por apartarse de las canales de los jatos, los gochos y los corderos entre los que convive desde que era un chaval, desde que lo ‘mamara’ en casa de su padre, Marcial, quien le inició en el negocio cárnico con despacho en su pueblo natal, Villamuñío, población de la que presume y que defiende a la mínima oportunidad que se le presenta.
El éxito de esta carnicería es, además del lado humano ya descrito, la calidad de la carne seleccionada para servir al público cada vez más exigente. Los primeros años tocaba ir pueblo por pueblo, ganadero por ganadero, seleccionando las mejores reses, los mejores corderos, los mejores lechazos… hasta que las ganaderías particulares fueron a menos. A partir de un momento dado, las reses mayores de vacuno comenzaron a llegar de ganaderías extensivas de la comarca, las que confían las máximas garantías.
Jornadas de mucho madrugar, siempre con el frío en las manos, inviernos largos y veranos sin descanso, aunque sin olvidarse de la sonrisa eterna y del buen humor. Gonzalo comenzará a ver los toros desde la barrera para disfrutar más de su familia, de sus tres hijos: Gonzalín, Olga y de la pequeña Raquel. Emprender una nueva vida en la que, además de algo de ocio, le tocará hacer ‘las tareas de casa’, pero sin olvidar que seguirá siendo siempre Gonzalo, el carnicero de Villamuñío.
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