Del Viernes, 22 de Agosto de 2025 al Martes, 23 de Septiembre de 2025

Cinco años en el taller diocesano de restauración
Valdavida recupera su retablo: "ha quedado muy elegante, natural, con un brillo equilibrado… y protegido"
Las carpinterías eran ya casi serrín y no se reconocían las formas en las pinturas
El 20 de octubre de 2015, personal técnico del Centro de Conservación del Patrimonio de la Diócesis de León, acompañados en la tarea por alumnos y alumnas del último curso de la escuela leonesa de conservación de bienes culturales, procedían al desmontaje y traslado del retablo mayor de la iglesia de Valdavida, una joya del siglo XVI, que el paso del tiempo y la acción de la carcoma había pulverizado casi por completo. El responsable de patrimonio eclesiástico de la diócesis, Máximo Gómez Rascón, observaba la operación: “es un milagro que no esté en el suelo”, decía ese día…
Así, cinco años después, el retablo de Valdavida ha regresado a su ‘casa’ tras un proceso de restauración dirigido por la técnico Marta Eva Castellanos, que ha incluido el tratamiento de las piezas dentro de la cámara de desinsectación, a la consolidación de la carpintería –totalmente carcomida- además de asentar, limpiar, intervenir en el color o reponer las piezas más deterioradas. Un completo, en palabras llanas.
Según explican desde el taller diocesano, la pieza llegó en un estado altamente deteriorado. Las carpinterías sufrían un ataque xilófago notable (carcoma), parte de las pinturas de las tablas -de pocos milímetros- estaban perdidas, la estructura se rescató muy debilitada… todo un reto a contrarreloj por frenar la degradación y consolidar la pieza, además, especialmente complicada de manejar dadas sus dimensiones, con elementos no desmontables de hasta seis metros.
“Ha sido un trabajo muy delicado porque el nivel de deterioro era enorme. En cuanto al resultado, creemos que ha quedado muy elegante, natural, con un brillo equilibrado… además de protegido”, explica Castellanos.
La restauradora explica que los elementos de madera eran ya casi serrín, que el ‘bastidor’ del retablo estaba totalmente desplomado y que en muchas de las doce tablas ya no se distinguía la figuración. “Reintegrarlas ha sido complicado pero interesante. Hay escenas que ni se veían y, a base de puntitos (puntillismo) hemos conseguido ir cerrando la trama, engañar al ojo y reintegrar las pinturas. La restauración tiene también una labor de carpintería notable. La estructura que sujeta el retablo es un organismo que interactúa con las pinturas y éste se había desplomado, ya no descansaba donde debería. Se ha diseñado uno nuevo, más fácil de desmontar y que permite movilidad al retablo, porque tiene que tener su movimiento”, explica Castellanos.
En cuanto a algún elemento a destacar, Castellanos alude a la predela, la parte baja del retablo, una joya en relieve, “epítome de las características del renacimiento” con una suerte de escenas del antiguo testamento, “perfectamente organizadas y de gran detalle”.
Artesonado al descubierto
Además de la intervención sobre el retablo, el proyecto completo ha incluido obras en el edificio, también muy resentido, especialmente el muro de adobe sobre el que se asentaba la pieza, al borde del colapso. Por otro lado, gracias a esta intervención, se ha descubierto un artesonado cubierto bajo el cañizo del presbiterio y hoy por hoy se están llevando a cabo tareas de consolidación en la espadaña.
Según explica Juana Santa Cruz, presidenta de la Junta Vecinal de Valdavida, después de tantos años en el taller de restauración ya había quien pensaba que el retablo no regresaría a Valdavida, población de parada obligada dentro de la ‘Ruta de los Retablos’. “La comunidad está muy contenta con la llegada del retablo e ilusionada con la posibilidad de que esta pieza pueda atraer la atención de más visitantes. La recuperación del retablo ha sido posible gracias a la colaboración de tres instituciones: el propio pueblo de Valdavida, la Diputación provincial y el Obispado”, juntos, sumando cerca de 100.000 euros de inversión, explica la pedánea.
Cinco años después de su despedida, el retablo mayor, el de San Julián y Santa Basilisa, regresa a su parroquia, la que tantos años atendió el padre Tomás, el cura, fallecido horas antes de ver a sus ‘santitos’ de nuevo en casa, lamenta Juana Santa Cruz, a la vez que dedica palabras de cariño a su párroco.
Así todo, el pueblo de Valdavida no parará aquí, y ya estudian la posibilidad de pintar el edificio y sacar a la luz el entablamento que rodea la nave central, realizado en madera tallada con motivos geométricos y naturales.
El retablo
El retablo mayor, dedicado a San Julián y Santa Basilisa, es obra de la escuela de Esteban Jordán, y según el investigador Gómez Moreno, se compone de un banco lleno de relieves de estilo italiano, figurando escenas de la Biblia, patriarcas, evangelistas… El retablo consta de tres cuerpos de cinco calles, decorados con columnillas jónicas y corintias. El cuarto cuerpo presenta un solo encasamiento ocupado por un calvario de bulto y, a los lados, metopas y escudos con la cruz de la Orden de San Juan de Jerusalén (también conocida en la época como la Orden del Hospital). En los demás huecos hay doce tablas pintadas rafaelescas. Existe además un retablo lateral con imagen de San Sebastián y cuatro tablitas, con reminiscencias flamencas. En varias de las paredes se evidencian restos de pinturas tapadas con cal. En el suelo del templo se aprecian algunas sepulturas.
![[Img #21896]](http://sahagundigital.com/upload/images/12_2020/4999_dsc_4844.jpg)
El 20 de octubre de 2015, personal técnico del Centro de Conservación del Patrimonio de la Diócesis de León, acompañados en la tarea por alumnos y alumnas del último curso de la escuela leonesa de conservación de bienes culturales, procedían al desmontaje y traslado del retablo mayor de la iglesia de Valdavida, una joya del siglo XVI, que el paso del tiempo y la acción de la carcoma había pulverizado casi por completo. El responsable de patrimonio eclesiástico de la diócesis, Máximo Gómez Rascón, observaba la operación: “es un milagro que no esté en el suelo”, decía ese día…
Así, cinco años después, el retablo de Valdavida ha regresado a su ‘casa’ tras un proceso de restauración dirigido por la técnico Marta Eva Castellanos, que ha incluido el tratamiento de las piezas dentro de la cámara de desinsectación, a la consolidación de la carpintería –totalmente carcomida- además de asentar, limpiar, intervenir en el color o reponer las piezas más deterioradas. Un completo, en palabras llanas.
![[Img #21897]](http://sahagundigital.com/upload/images/12_2020/4279_dsc_4849.jpg)
Según explican desde el taller diocesano, la pieza llegó en un estado altamente deteriorado. Las carpinterías sufrían un ataque xilófago notable (carcoma), parte de las pinturas de las tablas -de pocos milímetros- estaban perdidas, la estructura se rescató muy debilitada… todo un reto a contrarreloj por frenar la degradación y consolidar la pieza, además, especialmente complicada de manejar dadas sus dimensiones, con elementos no desmontables de hasta seis metros.
“Ha sido un trabajo muy delicado porque el nivel de deterioro era enorme. En cuanto al resultado, creemos que ha quedado muy elegante, natural, con un brillo equilibrado… además de protegido”, explica Castellanos.
![[Img #21898]](http://sahagundigital.com/upload/images/12_2020/580_dsc_4846.jpg)
La restauradora explica que los elementos de madera eran ya casi serrín, que el ‘bastidor’ del retablo estaba totalmente desplomado y que en muchas de las doce tablas ya no se distinguía la figuración. “Reintegrarlas ha sido complicado pero interesante. Hay escenas que ni se veían y, a base de puntitos (puntillismo) hemos conseguido ir cerrando la trama, engañar al ojo y reintegrar las pinturas. La restauración tiene también una labor de carpintería notable. La estructura que sujeta el retablo es un organismo que interactúa con las pinturas y éste se había desplomado, ya no descansaba donde debería. Se ha diseñado uno nuevo, más fácil de desmontar y que permite movilidad al retablo, porque tiene que tener su movimiento”, explica Castellanos.
En cuanto a algún elemento a destacar, Castellanos alude a la predela, la parte baja del retablo, una joya en relieve, “epítome de las características del renacimiento” con una suerte de escenas del antiguo testamento, “perfectamente organizadas y de gran detalle”.
![[Img #21899]](http://sahagundigital.com/upload/images/12_2020/8857_dsc_4851.jpg)
Artesonado al descubierto
Además de la intervención sobre el retablo, el proyecto completo ha incluido obras en el edificio, también muy resentido, especialmente el muro de adobe sobre el que se asentaba la pieza, al borde del colapso. Por otro lado, gracias a esta intervención, se ha descubierto un artesonado cubierto bajo el cañizo del presbiterio y hoy por hoy se están llevando a cabo tareas de consolidación en la espadaña.
Según explica Juana Santa Cruz, presidenta de la Junta Vecinal de Valdavida, después de tantos años en el taller de restauración ya había quien pensaba que el retablo no regresaría a Valdavida, población de parada obligada dentro de la ‘Ruta de los Retablos’. “La comunidad está muy contenta con la llegada del retablo e ilusionada con la posibilidad de que esta pieza pueda atraer la atención de más visitantes. La recuperación del retablo ha sido posible gracias a la colaboración de tres instituciones: el propio pueblo de Valdavida, la Diputación provincial y el Obispado”, juntos, sumando cerca de 100.000 euros de inversión, explica la pedánea.
![[Img #21900]](http://sahagundigital.com/upload/images/12_2020/4015_dsc_4853.jpg)
Cinco años después de su despedida, el retablo mayor, el de San Julián y Santa Basilisa, regresa a su parroquia, la que tantos años atendió el padre Tomás, el cura, fallecido horas antes de ver a sus ‘santitos’ de nuevo en casa, lamenta Juana Santa Cruz, a la vez que dedica palabras de cariño a su párroco.
Así todo, el pueblo de Valdavida no parará aquí, y ya estudian la posibilidad de pintar el edificio y sacar a la luz el entablamento que rodea la nave central, realizado en madera tallada con motivos geométricos y naturales.
![[Img #21901]](http://sahagundigital.com/upload/images/12_2020/1415_dsc_4865.jpg)
El retablo
El retablo mayor, dedicado a San Julián y Santa Basilisa, es obra de la escuela de Esteban Jordán, y según el investigador Gómez Moreno, se compone de un banco lleno de relieves de estilo italiano, figurando escenas de la Biblia, patriarcas, evangelistas… El retablo consta de tres cuerpos de cinco calles, decorados con columnillas jónicas y corintias. El cuarto cuerpo presenta un solo encasamiento ocupado por un calvario de bulto y, a los lados, metopas y escudos con la cruz de la Orden de San Juan de Jerusalén (también conocida en la época como la Orden del Hospital). En los demás huecos hay doce tablas pintadas rafaelescas. Existe además un retablo lateral con imagen de San Sebastián y cuatro tablitas, con reminiscencias flamencas. En varias de las paredes se evidencian restos de pinturas tapadas con cal. En el suelo del templo se aprecian algunas sepulturas.
![[Img #21902]](http://sahagundigital.com/upload/images/12_2020/1596_dsc_4860.jpg)
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