Tardes de las que crean afición en el ruedo sahagunense

 

La Plaza de Toros de Sahagún acogió el pasado sábado la primera semifinal del Circuito de Novilladas con picadores de Castilla y León. Un proyecto impulsado por la Junta de Castilla y León y la Fundación Todo de Lidia.

 

Se trató de un duelo ganadero en el que se enfrentaron novillos de dos encastes diferentes: la ganadería leonesa de Valdellán, de encaste Santa Coloma, y la ganadería de Montalvo, de encaste Domecq, a las espadas de tres jóvenes de la Escuela Taurina de Salamanca.

 

 

 

Manuel Diosleguarde abría la novillada con un elegante recibo capotero. Un novillo de Valdellán que ha ido de menos a más y una faena de mucho valor y disposición que se quedaba en ovación por culpa de la espada. Diosleguarde salía a comerse el mundo en el segundo. Muy variado con el capote. Calando en los tendidos. También con la muleta. Aunque de nuevo la espada dejaba una importante faena en una oreja. 

 

 

 

Pablo Jaramillo dejaba en Sahagún un muy buen sabor de boca con sus dos novillos. El primero, de Montalvo, muy entregado y repetidor al que cortaba una oreja. En su segundo, de Valdellán, Pablo Jaramillo firmaba una faena importante de toreo profundo. Aunque la espada le privó del triunfo.

 

 

 

Sergio Rodríguez demostraba su valía y disposición con su lote. Al primero de Montalvo, más complicado y falto de humillación, le sacó todo lo que tenía y le cortó una oreja. Y otra oreja más paseaba del último de la tarde, de Valdellán. Un novillo bravo y encastado que cuajó en la muleta. Sergio demostraba, y también lo hizo en la clasificatoria, que quiere ser torero. Y lo será.

 

Sin duda, una tarde de las que crean afición, en la que además de los novilleros y los novillos, también sobresalieron las cuadrillas.