Aunque aún la pandemia está por terminar y sabemos y debemos cuidarnos, queremos mostrar nuestro agradecimiento público a toda esa gente que de verdad está ayudando a que el pueblo siga adelante.
 
Es cierto que para evitar una muerte segura de nuestro pueblo hay que tener buenas comunicaciones, y que llevamos años esperando el arreglo de los 18 kilómetros que nos separan de Sahagún, interminables, sin mencionar cuando llueve… Pero hoy toca hablar de lo positivo, de lo bonito de este escrito, de la gente del pueblo que no quiere que muera…
 
Si venís por la tarde, a la entrada por Sahagún, os encontraréis el antiguo ‘alambique’ y sus alrededores. Con música de fondo, olor a césped recién cortado y un montón de flores que alegran el lugar, junto a un bonito cartel: “Aguanta Joarilla”. 
 
La iglesia, los domingos, se llena de alegría. Acompaña todas, o casi todas las misas, una bonita voz de mujer, junto a una de hombre y su guitarra y, de manera esporádica, una flauta. Ya quisiera la ciudad tener unos domingos tan especiales. Daremos las gracias también a la persona que, en ocasiones, ejerce de ‘párroco’ cuando el nuestro está ocupado y, por supuesto, a él, que siempre está dispuesto para lo que se necesite.
 
Mención a la ayuda domiciliaria para nuestros mayores. Sin ellas esto no sería posible, gracias a ellas nuestros ancianos han podido seguir en sus casas, en su pueblo, en su vida… 
 
Nuestra farmacéutica. Que no hace pocos kilómetros para venir a Joarilla, precisamente. Se ha cargado a las espaldas todas las tareas que la falta de médico ha supuesto. Siempre la verás detrás de su mostrador, con el teléfono cerca para resolver las dudas o pedirte cita cuando tú no eres capaz de contactar con el Centro de Salud, todo esto altruistamente y con una bonita sonrisa tapada con mascarilla. La falta de médico también conllevó a que nuestra enfermera haya hecho muchas veces doble papel. Gracias. Gracias sanitarios, que menudos añitos.
 
Sin un médico nuestros vecinos están vendidos… por ello todo el pueblo, junto a San Miguel y Valdespino, se movilizó para hacer un llamamiento de socorro gracias a la iniciativa de dos mujeres, que hicieron lo posible para que no faltara nadie. Aún no sabemos si sirvió de algo, pero por lo menos nos vimos unidos… y un pueblo unido jamás será vencido… pero ¿un pueblo sin bar? ¿Dónde nos reuniremos? ¿Dónde pasaremos las tardes de invierno? Lo dejamos caer para que recoja el guante quien lo tenga que recoger. Y somos de bar. Repito, somos de bar; es una cosa tan necesaria como que se limpien nuestras calles. Estamos hartos.
 
Tenemos jóvenes empresarios agricultores que no se quieren marchar de aquí, se construyen naves, secaderos de maíz, se ven pasar tractores por doquier, necesitamos que Joarilla siga viva y no, no vamos a dejar que decaiga. 
 
Ojalá pronto podamos volver a celebrar juntos Los Pastores, Modorrowland, la Semana Cultural, Santo Tomás, Sacramento, Carnaval, la Fiesta de la Primavera, San Silvestre… que volvamos a ver a toda nuestra gente llenando las calles en Semana Santa y Navidad y, para eso, Joarilla, necesita visibilidad. Visibilidad dentro de la ‘España vaciada’. Y toda esta gente hace que estemos un poco más iluminados para ser visibles… Bravo por los que se sientan aludidos. 
 
Gracias. ¡Y que viva el mundo rural! 
 
        
        
    
       
            
    
        
        
	
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