Cea enciende la luz de Las Candelas

 

La pandemia obligó a apagar su luz, pero la fiesta de Las Candelas, cual ave Fénix, resurgió de sus cenizas este fin de semana devolviendo a la población de Cea una de sus tradiciones más arraigadas y coloristas.  

 

Aunque la celebración es normalmente en febrero, esta Fiesta de Interés Turístico Provincial se ha escenificado excepcionalmente en julio dando así la oportunidad a los quintos de 2021 y a los de 2022 de participar, aunque fuese con retraso, de su día grande.

 

 

 

Y es que, son precisamente estos jóvenes los protagonistas de la celebración, que se pierde en la memoria de los tiempos, y que rememora la boda de Brígida, hija mayor de Diego Gómez y de Sandoval, por la donación del disfrute del monte de Riocamba al pueblo de Cea. Se alude a la existencia de la escritura de tal dádiva, otorgada el 24 de agosto de 1537 a favor de la villa de Cea. En este donativo se establece como condición “que cada año y para siempre se celebre la boda de Nuestra Señora la Virgen María”. 

 

 

 

La escena central de Las Candelas -que tuvo lugar el sábado- arrancó en el silo, a la entrada de Cea, punto de encuentro para fieles a la fiesta, quintos, quintas, músicos, danzantes y pendoneros, éstos últimos, los que encabezan la marcha a la que se sumaron decenas de personas ataviadas a la antigua. De allí se salió hasta la casa del quinto más viejo (el rey) y, una vez allí, el grupo prosiguió la ruta hasta la casa de la reina, la quinta más vieja y la que custodia un ramo, ricamente decorado con flores de papel y frutas y emblema de la fiesta. Con el ramo en la mano se da inicio al último tramo del recorrido, con el que se llega hasta la iglesia y que incluye cánticos tradicionales.