Jesús María López de Uribe / iLeón.com Jesús María López de Uribe / iLeón.com
Jueves, 13 de Abril de 2023
Organizada por el PSOE

La ‘Muy ejemplar ciudad de Sahagún’ rinde homenaje al republicano Pamparacuatro

92 aniversario

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Sahagún. 14 de abril. Siete y media de la mañana. El ganador de las elecciones del día 12, el joven Benito Pamparacuatro Franco, iza la bandera tricolor en el balcón del Ayuntamiento y proclama: “Desde ahora vivimos en un estado republicano. ¡Viva la República!”. De esta manera la villa se convierte en la segunda localidad española en proclamar de forma definitiva el segundo intento de un Estado sin monarquía, 62 años después del primero.
 
Éibar fue la primera en conseguirlo a las seis y media de la mañana en recuerdo de la Sublevación de Jaca de diciembre de 1930 y ante las noticias de que Alfonso XIII se iba de España. La teoría dice que Benito Pamparacuatro era amigo del alcalde eibarrés, Alejandro Tellería, y debieron llamarse por teléfono para ver qué hacían ante la situación. Así que más o menos se coordinaron y Sahagún se sumó una hora después. 
 
Benito Pamparacuatro consiguió siete de los once concejales en las elecciones municipales de abril de 1931 encabezando una lista conjunta de partidos. Los monárquicos consiguieron cuatro. De él se dice que era un hombre bueno y con un gran sentido de la justicia social. Era comerciante, y adinerado, pero fiaba a los pobres y se dice que no dejaba que nadie descalzo entrara en su tienda y saliera sin zapatos.
 
 
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Un personaje notable y notorio de los que habría que poner un monumento, no sólo por ser el primer leonés en proclamar la Segunda República –incluso fue a buscar al notario para que consignara el acto, pagando el Ayuntamiento después 38,30 pesetas por su firma–, siendo el segundo (o tercer) español en efectuarlo aquella madrugada del 14 de abril de hace 92 años. Sin embargo, no lo tiene (ni siquiera una calle en su honor) y sólo se conoce públicamente una foto de él; la que acompaña a este reportaje. En realidad, su legado es una triste figura, puesto que fue arrollado por la vorágine de los años treinta en España y no reivindicado convenientemente por la democracia actual, como ocurre con otros honestos y honrados republicanos leoneses que devoró la Guerra Civil.
 
El 14 de abril de 1931, baile y fiesta en Sahagún
Para darse cuenta de la influencia y el prestigio de Pamparacuatro, no hubo gran oposición al izado de la bandera republicana en Sahagún. Ese día fue pacífico. Fueron llegando las noticias de que las grandes ciudades se sumaban a la proclamación de la República y llegado el momento hubo hasta baile. Se fueron al Plantío, en la vera del río al lado del actual pabellón municipal, y lo celebraron con alegría.
 
 
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Es más, cuando llegó el momento de proclamar oficialmente a Pamparacuatro como alcalde en el Pleno, éste recibió diez votos de los once que componían entonces la Corporación Municipal. El único que no le votó fue él mismo. Es decir, que los concejales monárquicos le apoyaron.
 
La Segunda República reconoció primero a Éibar y Jaca su intervención a la hora de proclamar el nuevo régimen. Pero a Sahagún le costó más. Pamparacuatro tuvo que mover cielo y tierra para que al final el tres de julio de 1936 se le concediera el honor en el boletín oficial de entonces como 'Muy ejemplar ciudad' por “proclamar la República en la madrugada del 13 al 14 de abril, con espontáneo y vibrante gesto de civismo y democracia”. Tuvo que hacer muchas llamadas y escribir muchas cartas, tirando de contactos con los representantes leoneses en Madrid, pero al final lo consiguió.
 
La historia del documento que certificaba en el nombramiento de la villa como ciudad muestra también cómo es Sahagún. Se creía perdido, pero al llegar la democracia el alcalde ordenó a un alguacil municipal que retirara la fotografía de Franco del marco y la cambiara por la del nuevo Rey. Como el Ayuntamiento no tenía mucho dinero, lo que hizo fue aprovechar el marco. Y allí, debajo de la fotografía del dictador, se encontró el diploma en el que se la nombraba 'Muy ejemplar'. Alguien lo había escondido allí, y allí estuvo durante los casi cuarenta años del régimen franquista.
 
Sin embargo, los acontecimientos de la Segunda República no fueron benignos con su labor, pese a conseguir muchas obras para Sahagún. Tras la Revolución de 1934 el Gobierno le despojó de la Alcaldía; que no volvió a recuperar en 1936. Quedó muy desilusionado y ya estaba escarmentado. En una coplilla en una carta explicando su gobierno municipal lo resumió: 'La mayor inocentada / es hacer labor honrada/ para la masa oprimida/ en una ciudad dormida/ que no se entera de nada', escribió.
 
Pamparacuatro tuvo un final vil y horrible. Al sublevarse el Ejército en julio de 1936 muchos de sus amigos le dijeron que se fuera de Sahagún. Él no creía que hubiera hecho nada malo, pero las cosas se pusieron difíciles y el camarero del Bar España de la localidad le ayudó a salir del pueblo. Recaló en San Andrés del Rabanedo, pero lo denunciaron pese a no estar ya en la política. Los falangistas le obligaron a firmar que renunciaba a sus propiedades –era un hombre adinerado– lo ataron a un camión y se dice que arrastraron su cuerpo por las calles de la localidad antes de pegarle un tiro de gracia. El lugar en el que descansa es otra de las incógnitas que rodean la figura de Pamparacuatro.
 
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