El hombre que creyó que sí era posible

 

Decía Antonio, el que ha sido siempre su mano derecha, amigo y compañero que, en más de tres décadas de servicio público, jamás le había ocultado nada a Espinosa, a su alcalde. Salvo el pasado sábado cuando, junto al veterano edil, Antonio y Francisco cruzaron la puerta de la Casa Palacio de los Condes, con todo en silencio, como son las buenas sorpresas.

 

Y Grajal de Campos quiso despedirse bien del que durante ocho legislaturas consecutivas, imbatible, ha ocupado el bastón de mando en la villa graliarense: Francisco Espinosa; exalcalde en pocas horas pero eterno regidor que, tal y como definió el que tomará ahora las riendas del Ayuntamiento, es un capítulo vivo de la historia de Grajal, “la época Espinosa”, tiempo en el que se alojan momentos imprescindibles, entre otros, o por encima de todos, la adquisición de la Casa Palacio de los Condes, piedra angular en el desarrollo cultural y turístico del pueblo.

 

 

 

Así, el pueblo de Grajal quiso rendir homenaje a este político local, con más ganas de pelear por su pueblo que por las siglas, cercano, reivindicativo, entrañable, siempre dispuesto, con muy pocos pelos en la lengua y pionero en la lucha por la recuperación y puesta en valor del patrimonio histórico rural. Horas de desvelos, de ejercer como guía turística en un palacio que se caía a cachos y que ahora palpita y renace.

 

Compañeros, amigos, familia, la gente que ha acompañado a Francisco Espinosa durante los últimos 32 años, arropó la despedida de la vida política del hombre que creyó que sí era posible.