Del Viernes, 22 de Agosto de 2025 al Martes, 23 de Septiembre de 2025

Han sufrido tanta presión que hay tramos ‘borrados’
La Junta inicia la clasificación de vías pecuarias en la comarca de Sahagún, un paso clave para su conservación
Hasta 2026 se analizarán 57 municipios leoneses con tránsito ganadero
Con el fin de reconocer y proteger los antiguos caminos ganaderos de la provincia, el Servicio Territorial de Medio Ambiente de León iniciará a mediados del mes próximo las operaciones de clasificación de las vías pecuarias de seis términos municipales, cinco en el sureste de León: Villaselán, Joarilla de las Matas, Almanza, Sahagún, Vega de Espinareda y Villazanzo de Valderaduey. Este proceso, parte de un proyecto más amplio, busca identificar y preservar estas vías de comunicación, antaño nucleares, y que han sufrido una gran presión debido a la pérdida de uso. La clasificación permitirá una mejor gestión de estos espacios y garantizará su conservación para futuras generaciones.
Estos trabajos se enmarcan dentro del proyecto ‘Clasificación de vías pecuarias en las provincias de Burgos, León, Palencia y Soria’ bajo la gestión de la Dirección General de Patrimonio Natural y Política Forestal y financiado a través del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. Los trabajos llevan ejecutándose desde el año 2022, se alargarán hasta 2026 y, en ese lapso, la Administración prevé clasificar las vías pecuarias “de unos 57 términos municipales en la provincia de León”.
“La importancia de las clasificaciones, que se acometen siempre a nivel de término municipal, no es baladí, puesto que al tratarse de un acto declarativo que determina su existencia administrativa”, explican desde la Junta. “Puede decirse que una vía pecuaria sin clasificar, en cierta forma, no existe a efectos administrativos con todo lo que conlleva”.
De esta forma, la gestión de estos bienes de dominio público pasa por reconocer previamente su existencia y es tan necesario, como urgente, abordar la clasificación total de las vías pecuarias a la vista de la enorme presión que vienen sufriendo, consecuencia de la pérdida de uso ganadero y que se manifiesta en incontables intrusiones que merman su superficie, al punto de llegar en ocasiones a la pérdida de continuidad y desaparición de vías pecuarias en algunos tramos.
Los trabajos previstos para Sahagún, Almanza, Joarilla, Villazanzo y Villaselán representan “la fase de del levantamiento de actas de la zona. En ese acto se procede al recorrido de las vías pecuarias con el fin incluir en el acta aquellas manifestaciones que soliciten los interesados comparecientes y afecten a los trabajos que se están realizando”, informa la Administración regional.
Según explican desde la Junta, las vías pecuarias de estos municipios ya se clasificaron y establecieron en su momento, “pero ahora se va a desarrollar un estudio u operación para determinar la existencia (o no) de posibles vías pecuarias que se puedan sumar al registro existente. En este momento, ya se ha aunado documentación sobre estas y se ha requerido más a todas aquellas instituciones y entidades a las que concierne este proyecto para poder tratarlo con una mayor profundidad”. Tras revisarlo y tener en cuenta todas las alegaciones, se procederá a establecerlas o descartarlas en estos términos municipales, adelantan desde la Administración regional
Sobre las vías pecuarias
Las vías pecuarias son las rutas o itinerarios por donde discurre o ha venido discurriendo tradicionalmente el tránsito ganadero, además de sus descansaderos, abrevaderos, majadas y cualquier otro tipo de terreno o instalación anexa a aquellas, que sirva al ganado trashumante y a los pastores que lo conducen.
Aunque fue el trasiego de ganados lo que dio origen a las vías pecuarias, hoy en día la trashumancia y la trasterminancia son actividades residuales, icono de tiempos no tan lejanos.
La trashumancia del ganado ha tenido desde tiempo inmemorial -probablemente ya en época prerromana-, una gran relevancia en Castilla y León, tanto económica como espacialmente hablando. Una repercusión que ha llegado al extremo de condicionar no sólo la organización del espacio cultivado sino también la de espacios forestales, e incluso la de los urbanos. Y es que, no hay que olvidar que, en muchas etapas de la historia, la ganadería (especialmente la ovina) ha supuesto un recurso económico de primer orden, como así fue durante toda la Baja Edad Media (siglo XI en adelante).
Esta actividad secular, no podía ser de otro modo, ha tenido su reflejo en la tupida red de vías pecuarias que desde entonces surcan el territorio de Castilla y León que, con casi el 19% de todo el territorio estatal, es la comunidad autónoma más extensa de España. Lógico es suponer que esta extensión y la repercusión de la ganadería en la economía obligan a prestar una especial atención a la red, convirtiéndola en uno de los bienes de pública disposición que más interesa proteger.
Más de 2.000 kilómetros de ‘vías’ leonesas
La provincia de León es la única a la que acceden tres de esas grandes cañadas. Su compleja subdivisión en diferentes cordeles, veredas y coladas al aproximarse al área montañosa del norte de la provincia, da idea de la importancia que ésta tuvo como cabecera de las vías más largas y quizá de las más transitadas en épocas recientes entre las cañadas de la Mesta.
Las vías pecuarias de León tienen una longitud de 2.386 kilómetros y ocupan una extensión de 6.261 hectáreas. A pesar de su entidad, su conocimiento sigue siendo deficiente, como lo demuestra el hecho de que en numerosos municipios las vías pecuarias no están aún clasificadas y, menos aún, deslindadas.
Cordel de El Burgo Ranero
En cuanto a la comarca de Sahagún, la vía más relevante es el llamado Cordel de El Burgo Ranero. Desde Las Lomas, desviándose de la Cañada Real, el cordel toma dirección sur, desciende a El Otero de Valdetuéjar, asciende a Peñacorada y la bordea por su parte oriental.
Desciende de nuevo a El Valle de las Casas, donde se inicia el páramo. El cordel continúa por el valle del río Corcos, prácticamente en toda su longitud hasta Llamas de Rueda, Villaverde la Chiquita y por la extensa llanura de Los Payuelos alcanza El Burgo Ranero. Antes de llegar a este último pueblo confluye por el noroeste el Cordel de la Varga, que comunica con el valle del Esla. Este cordel cruza la carretera de Mansilla a Riaño en Villahibiera y el río Esla en Gradefes. Se dirige por Villanófar y Villacidayo hacia Barrillos de las Arrimadas y alcanza la villa de Boñar por la ermita de San Roque. El Cordel de la Varga todavía es utilizado por algún rebaño que accede a los puertos de Lillo desde la estación de El Burgo Ranero. A partir de El Burgo, hacia el sur, el cordel ya apenas se utiliza. Continúa hacia Mayorga de Campos, donde enlaza con la Cañada Leonesa Occidental.
Marco de protección
A nivel estatal, la Ley 3/1995, de Vías Pecuarias vino a garantizar de modo más patente la protección del patrimonio viario al dotarlo del régimen de garantías jurídicas propio de los bienes de dominio público, reservando su titularidad, gestión y administración a las comunidades autónomas. Protección que no sólo se extiende a los propios itinerarios sino, como ya se ha dicho, también a los descansaderos, abrevaderos, majadas e instalaciones anexos a los trazados de las vías.
Aparte de la ya señalada importancia económica y geográfica, no hay que olvidar su relevancia medioambiental. No en vano este especial régimen de protección con el que se le ha dotado viene acompañado de otro destinado a su preservación, subordinando los usos compatibles -comunicaciones rurales, circulación de vehículos o maquinaria agrícola- y complementarios -senderismo- que tienen lugar en las vías pecuarias a la garantía del tránsito ganadero.
En este marco se encuadra la definición de la Red Nacional de Vías Pecuarias cuyo diseño se está configurando por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, proyecto en el que Castilla y León viene colaborando con la Administración del Estado y el resto de comunidades autónomas y cuyo objetivo no es otro que dar mayor ámbito de protección a aquellas vías que conectan todo el territorio estatal.
La red de vías pecuarias de Castilla y León es, de largo, la más extensa del país. A día de hoy se encuentran reconocidos –clasificados- unos 22.000 kilómetros, que traducidos a superficie suponen 56.000 hectáreas. De ellos, 4.300 corresponden a cañadas, 4.900 a cordeles y 5.100 a veredas -las tres categorías reconocidas por la Ley en función de su anchura-, a lo que habría que añadir otras 1.200 hectáreas de descansaderos.
Vías clasificadas
Algunas de las vías pecuarias que surcan el territorio poseen la calificación de Cañadas Reales. Estos trazados son aquellos que, con independencia de su denominación a nivel local, poseen itinerarios que les llevan a atravesar los límites de varios municipios, provincias e, incluso, comunidades autónomas. Todas ellas se encuentran integradas en la Red Nacional de Vías Pecuarias y, a pesar de seguir siendo Castilla y León quien ostente su titularidad, la Ley confiere a la Administración del Estado, a través del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, la facultad de intervenir en aquello que les pueda afectar.
En concreto, las ocho que atraviesan Castilla y León lo son con el siguiente recorrido: Soriana Occidental, con 428 kilómetros de longitud; Soriana Oriental (206); Segoviana (124); Leonesa Oriental (389); Leonesa Occidental (341); la de la Plata o Vizana (347); Burgalesa (750) y la Galiana Occidental (106).
![[Img #28518]](https://sahagundigital.com/upload/images/10_2024/1659_73_bercianos.jpg)
Con el fin de reconocer y proteger los antiguos caminos ganaderos de la provincia, el Servicio Territorial de Medio Ambiente de León iniciará a mediados del mes próximo las operaciones de clasificación de las vías pecuarias de seis términos municipales, cinco en el sureste de León: Villaselán, Joarilla de las Matas, Almanza, Sahagún, Vega de Espinareda y Villazanzo de Valderaduey. Este proceso, parte de un proyecto más amplio, busca identificar y preservar estas vías de comunicación, antaño nucleares, y que han sufrido una gran presión debido a la pérdida de uso. La clasificación permitirá una mejor gestión de estos espacios y garantizará su conservación para futuras generaciones.
Estos trabajos se enmarcan dentro del proyecto ‘Clasificación de vías pecuarias en las provincias de Burgos, León, Palencia y Soria’ bajo la gestión de la Dirección General de Patrimonio Natural y Política Forestal y financiado a través del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. Los trabajos llevan ejecutándose desde el año 2022, se alargarán hasta 2026 y, en ese lapso, la Administración prevé clasificar las vías pecuarias “de unos 57 términos municipales en la provincia de León”.
“La importancia de las clasificaciones, que se acometen siempre a nivel de término municipal, no es baladí, puesto que al tratarse de un acto declarativo que determina su existencia administrativa”, explican desde la Junta. “Puede decirse que una vía pecuaria sin clasificar, en cierta forma, no existe a efectos administrativos con todo lo que conlleva”.
De esta forma, la gestión de estos bienes de dominio público pasa por reconocer previamente su existencia y es tan necesario, como urgente, abordar la clasificación total de las vías pecuarias a la vista de la enorme presión que vienen sufriendo, consecuencia de la pérdida de uso ganadero y que se manifiesta en incontables intrusiones que merman su superficie, al punto de llegar en ocasiones a la pérdida de continuidad y desaparición de vías pecuarias en algunos tramos.
Los trabajos previstos para Sahagún, Almanza, Joarilla, Villazanzo y Villaselán representan “la fase de del levantamiento de actas de la zona. En ese acto se procede al recorrido de las vías pecuarias con el fin incluir en el acta aquellas manifestaciones que soliciten los interesados comparecientes y afecten a los trabajos que se están realizando”, informa la Administración regional.
Según explican desde la Junta, las vías pecuarias de estos municipios ya se clasificaron y establecieron en su momento, “pero ahora se va a desarrollar un estudio u operación para determinar la existencia (o no) de posibles vías pecuarias que se puedan sumar al registro existente. En este momento, ya se ha aunado documentación sobre estas y se ha requerido más a todas aquellas instituciones y entidades a las que concierne este proyecto para poder tratarlo con una mayor profundidad”. Tras revisarlo y tener en cuenta todas las alegaciones, se procederá a establecerlas o descartarlas en estos términos municipales, adelantan desde la Administración regional
Sobre las vías pecuarias
Las vías pecuarias son las rutas o itinerarios por donde discurre o ha venido discurriendo tradicionalmente el tránsito ganadero, además de sus descansaderos, abrevaderos, majadas y cualquier otro tipo de terreno o instalación anexa a aquellas, que sirva al ganado trashumante y a los pastores que lo conducen.
![[Img #28519]](https://sahagundigital.com/upload/images/10_2024/6841_5733_dscn0483g1.jpg)
Aunque fue el trasiego de ganados lo que dio origen a las vías pecuarias, hoy en día la trashumancia y la trasterminancia son actividades residuales, icono de tiempos no tan lejanos.
La trashumancia del ganado ha tenido desde tiempo inmemorial -probablemente ya en época prerromana-, una gran relevancia en Castilla y León, tanto económica como espacialmente hablando. Una repercusión que ha llegado al extremo de condicionar no sólo la organización del espacio cultivado sino también la de espacios forestales, e incluso la de los urbanos. Y es que, no hay que olvidar que, en muchas etapas de la historia, la ganadería (especialmente la ovina) ha supuesto un recurso económico de primer orden, como así fue durante toda la Baja Edad Media (siglo XI en adelante).
Esta actividad secular, no podía ser de otro modo, ha tenido su reflejo en la tupida red de vías pecuarias que desde entonces surcan el territorio de Castilla y León que, con casi el 19% de todo el territorio estatal, es la comunidad autónoma más extensa de España. Lógico es suponer que esta extensión y la repercusión de la ganadería en la economía obligan a prestar una especial atención a la red, convirtiéndola en uno de los bienes de pública disposición que más interesa proteger.
Más de 2.000 kilómetros de ‘vías’ leonesas
La provincia de León es la única a la que acceden tres de esas grandes cañadas. Su compleja subdivisión en diferentes cordeles, veredas y coladas al aproximarse al área montañosa del norte de la provincia, da idea de la importancia que ésta tuvo como cabecera de las vías más largas y quizá de las más transitadas en épocas recientes entre las cañadas de la Mesta.
Las vías pecuarias de León tienen una longitud de 2.386 kilómetros y ocupan una extensión de 6.261 hectáreas. A pesar de su entidad, su conocimiento sigue siendo deficiente, como lo demuestra el hecho de que en numerosos municipios las vías pecuarias no están aún clasificadas y, menos aún, deslindadas.
Cordel de El Burgo Ranero
En cuanto a la comarca de Sahagún, la vía más relevante es el llamado Cordel de El Burgo Ranero. Desde Las Lomas, desviándose de la Cañada Real, el cordel toma dirección sur, desciende a El Otero de Valdetuéjar, asciende a Peñacorada y la bordea por su parte oriental.
![[Img #28520]](https://sahagundigital.com/upload/images/10_2024/8674_matellan.jpg)
Desciende de nuevo a El Valle de las Casas, donde se inicia el páramo. El cordel continúa por el valle del río Corcos, prácticamente en toda su longitud hasta Llamas de Rueda, Villaverde la Chiquita y por la extensa llanura de Los Payuelos alcanza El Burgo Ranero. Antes de llegar a este último pueblo confluye por el noroeste el Cordel de la Varga, que comunica con el valle del Esla. Este cordel cruza la carretera de Mansilla a Riaño en Villahibiera y el río Esla en Gradefes. Se dirige por Villanófar y Villacidayo hacia Barrillos de las Arrimadas y alcanza la villa de Boñar por la ermita de San Roque. El Cordel de la Varga todavía es utilizado por algún rebaño que accede a los puertos de Lillo desde la estación de El Burgo Ranero. A partir de El Burgo, hacia el sur, el cordel ya apenas se utiliza. Continúa hacia Mayorga de Campos, donde enlaza con la Cañada Leonesa Occidental.
Marco de protección
A nivel estatal, la Ley 3/1995, de Vías Pecuarias vino a garantizar de modo más patente la protección del patrimonio viario al dotarlo del régimen de garantías jurídicas propio de los bienes de dominio público, reservando su titularidad, gestión y administración a las comunidades autónomas. Protección que no sólo se extiende a los propios itinerarios sino, como ya se ha dicho, también a los descansaderos, abrevaderos, majadas e instalaciones anexos a los trazados de las vías.
Aparte de la ya señalada importancia económica y geográfica, no hay que olvidar su relevancia medioambiental. No en vano este especial régimen de protección con el que se le ha dotado viene acompañado de otro destinado a su preservación, subordinando los usos compatibles -comunicaciones rurales, circulación de vehículos o maquinaria agrícola- y complementarios -senderismo- que tienen lugar en las vías pecuarias a la garantía del tránsito ganadero.
En este marco se encuadra la definición de la Red Nacional de Vías Pecuarias cuyo diseño se está configurando por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, proyecto en el que Castilla y León viene colaborando con la Administración del Estado y el resto de comunidades autónomas y cuyo objetivo no es otro que dar mayor ámbito de protección a aquellas vías que conectan todo el territorio estatal.
La red de vías pecuarias de Castilla y León es, de largo, la más extensa del país. A día de hoy se encuentran reconocidos –clasificados- unos 22.000 kilómetros, que traducidos a superficie suponen 56.000 hectáreas. De ellos, 4.300 corresponden a cañadas, 4.900 a cordeles y 5.100 a veredas -las tres categorías reconocidas por la Ley en función de su anchura-, a lo que habría que añadir otras 1.200 hectáreas de descansaderos.
Vías clasificadas
Algunas de las vías pecuarias que surcan el territorio poseen la calificación de Cañadas Reales. Estos trazados son aquellos que, con independencia de su denominación a nivel local, poseen itinerarios que les llevan a atravesar los límites de varios municipios, provincias e, incluso, comunidades autónomas. Todas ellas se encuentran integradas en la Red Nacional de Vías Pecuarias y, a pesar de seguir siendo Castilla y León quien ostente su titularidad, la Ley confiere a la Administración del Estado, a través del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, la facultad de intervenir en aquello que les pueda afectar.
En concreto, las ocho que atraviesan Castilla y León lo son con el siguiente recorrido: Soriana Occidental, con 428 kilómetros de longitud; Soriana Oriental (206); Segoviana (124); Leonesa Oriental (389); Leonesa Occidental (341); la de la Plata o Vizana (347); Burgalesa (750) y la Galiana Occidental (106).
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