Néstor Hernández Alonso Néstor Hernández Alonso
Martes, 11 de Febrero de 2025

¿Y ahora qué?

Número tres / Noviembre de 2007/ Néstor Hernández Alonso

Con frecuencia, cuando se escribe o se habla de esta comarca, se menciona su pasado, brillante, repleto de historia y de restos artísticos, o se destaca la capacidad de sufrimiento de sus gentes, su aguante casi hasta la heroicidad ante las circunstancias adversas, que han sido muy numerosas; sin embargo, pocas veces nos referimos al futuro, hasta el extremo que da la impresión de que carece de él, como si ya todo estuviera perdido y solo nos quedara el lamento y la añoranza. Yo, desde las páginas de Tierra Camala, quisiera romper esa tendencia, porque si únicamente miramos para atrás, corremos el peligro de convertirnos en estatuas de sal; es decir, personas muertas.
 
 
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Mi propuesta estaría basada en dos apoyos: la reivindicación, el inconformismo, la exigencia justa, la protesta necesaria y la búsqueda de nuevas fuentes de riqueza, las cuales facilitarían la vida en estos pueblos. La población rural debe saber que a nadie le regalan nada, que hay que luchar siempre hasta por lo más pequeño; por ello tiene que estar alerta ante los olvidos o los abusos de los poderosos. Muchas veces callamos por comodidad o por individualismo, y eso ayuda para que no nos tengan en cuenta a la hora de decidir. Si conocieran que no aceptamos cualquier cosa, que deben escucharnos antes, estoy seguro de que muchas situaciones precarias dejarían de serlo. Esto debe preocupar a jóvenes y mayores, hombres y mujeres, todos en defensa de iguales derechos.
 
Tampoco creo que esta tierra no pueda tener otras fuentes de riqueza que las tradicionales (agricultura y ganadería). Sin abandonar estas, todavía válidas, es imprescindible renovarlas constantemente y estar al día en los tipos de productos y cultivos que más interesan. En ello puedan ayudar los sindicatos, las juntas vecinales, publicaciones especializadas, charlas… Por ejemplo, ¿por qué no se recupera el cultivo del vino, haciéndolo de otra manera, construyendo grandes bodegas? Otra fuente de ingresos importantes llega desde el turismo, especialmente a través del Camino de Santiago. 
 
Hay que dar servicio a tantos peregrinos. No solo habilitando albergues, sino también restaurantes, lugares de esparcimiento, visitas guiadas, casas rurales cómodas y bien dotadas… Vivimos en un tiempo en el cual precisamos de descansar, olvidar las prisas de la ciudad. En nuestra tierra no podemos ofrecer playas, pero sí otros tipos de turismo, y además más baratos y auténticos; luego hagámoslo. También contribuirá al progreso la mejora de las infraestructuras: buenas carreteras, calles bien asfaltadas, agua, ríos sanos y limpios, abundancia de suelo urbano para facilitar las nuevas edificaciones; esto es, hay que saber vender la vida en los pueblos, conocedores de los posibles vecinos de fin de semana, de la vuelta de los jubilados y ¿por qué no? De algún enamorado de esta tierra.
 
Por último, jamás me cansaré de recordar la trascendencia de la educación. Estos pueblos, tantas veces olvidados en este aspecto, deben saber ahora que aún hay tiempo. El saber no cumple años. En cada pueblo debería existir una pequeña biblioteca, recibir algunos periódicos, asistir a cursillos, charlas, viajar… ¿Sabemos invertir nuestro dinero? ¿conocemos nuestros derechos como contribuyentes? ¿pedimos aclaraciones ante temas poco conocidos? Todas estas preguntas tienen fáciles respuestas si se sabe dónde acudir. Mejorando nuestro nivel cultural, mejorará todo. Estoy convencido de ello. 
 
Los pueblos que más progresan parten siempre de la educación. En nuestra zona tenemos algún ejemplo. ¿Cómo se puede lograr esto? Solos no; individualmente tampoco. Precisamos de la ayuda de los distintos gobiernos, especialmente del autonómico, de las diputaciones, de otros organismo e instituciones especializadas; pero, sobre todo, necesitamos creer en ello, agruparnos y pedir o exigir, si fuera necesario. En las poblaciones pequeñas, no puede haber divisiones. Se discuten las propuestas lo que sea necesario y luego se lucha por conseguir lo acordado. Así de fácil y así de imprescindible.
 
Se que estas ideas son incompletas y subjetivas. No he pretendido molestar a nadie, sino aportar mi granito de arena, desde la humildad y amor a la tierra donde nací y a la que quiera ayudar en un recorrido más próspero. 
 

 

Tierra Camala / Número tres / Noviembre de 2007/ Néstor Hernández Alonso / Este artículo del profesor Néstor Hernández Alonso ha sido extraído de la revista Tierra Camala, editada por la asociación cultural Colectivo Tierra de Camala, con sede en Sahagún, desde agosto de 2007 a diciembre de 2010. Su distribución era gratuita y mensual.
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