Del Jueves, 16 de Octubre de 2025 al Viernes, 24 de Octubre de 2025
Piedad Luna Tovar
Sábado, 08 de Marzo de 2025
8M, conmemoración, vindicación, celebración
El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, ha adquirido en las últimas décadas un significado profundo que trasciende la simple celebración. Conmemorar esta fecha, en lugar de celebrarla de manera festiva, permite reflexionar sobre la lucha de las mujeres por alcanzar el espacio público que merecen como ciudadanas libres.
En los últimos años, sin embargo, asistimos a una mercantilización de esta fecha clave en el desarrollo de un mundo más justo, hasta el punto de que grandes almacenes, tiendas online, establecimientos de hostelería y otros servicios, ofrecen una variada carta de productos de consumo en honor a las mujeres.
No es un día para felicitarnos por el hecho de haber nacido mujeres, no es algo que hayamos podido elegir, no es nuestro cumpleaños ni hemos alcanzado una meta. Felicitaciones, rosas, bombones, comidas multitudinarias, reemplazan a los actos reivindicativos, pervirtiendo el mensaje y ofreciendo una visión frívola de una fecha tan importante para los derechos humanos.
Las manifestaciones, concentraciones y otro tipo de actos conmemorativos permiten a mujeres y hombres unirse para generar conciencia y recordar que, aunque vivamos en sociedades legalmente igualitarias, aún queda un largo trecho que recorrer.
Esta fecha es internacional porque abarca la lucha de todas las mujeres del mundo, especialmente de aquellas sobre las que pesa la losa de la represión más feroz desde los estamentos políticos, sociales y económicos de sus propios países, como bien dijo la escritora afroamericana Audre Lorde: “No seré una mujer libre mientras siga habiendo mujeres sometidas, incluso cuando sus cadenas sean muy diferentes a las mías”.
Mucho resta por conseguir, aquí también: la supresión de la brecha salarial, la representación femenina en posiciones de liderazgo, la erradicación de la violencia de género en todas sus manifestaciones, el respeto a nuestros derechos sanitarios y a no ser tratadas médicamente con patrones clínicos masculinos que ponen en riesgo nuestra salud, entre otras cosas.
Es también un buen momento para reivindicar el papel de la coeducación en las aulas mediante un enfoque pedagógico cuyo principal objetivo sea erradicar los estereotipos y roles de género, educando en verdadera igualdad. Este modelo promueve la empatía y la comunicación tan necesarias en estos tiempos en los que nuestros adolescentes consumen, a través de las redes sociales y de manera inmediata, contenidos violentos y misóginos que contribuyen a normalizar conductas sexistas, perpetuando así los estereotipos más dañinos.
En el caso de las chicas, estos contenidos son especialmente perniciosos, porque promueven el cumplimiento de ciertos estándares inalcanzables que refuerzan la desigualdad, alteran la autopercepción y pueden perturbar su salud mental. La coeducación, mediante el pensamiento crítico, permite formar ciudadanos y ciudadanas más libres y conscientes.
Por eso, conmemoremos, vindiquemos, luchemos por un mundo más justo, y, si queda un rato libre … ya si eso, ¡tomemos algo!
El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, ha adquirido en las últimas décadas un significado profundo que trasciende la simple celebración. Conmemorar esta fecha, en lugar de celebrarla de manera festiva, permite reflexionar sobre la lucha de las mujeres por alcanzar el espacio público que merecen como ciudadanas libres.
En los últimos años, sin embargo, asistimos a una mercantilización de esta fecha clave en el desarrollo de un mundo más justo, hasta el punto de que grandes almacenes, tiendas online, establecimientos de hostelería y otros servicios, ofrecen una variada carta de productos de consumo en honor a las mujeres.
No es un día para felicitarnos por el hecho de haber nacido mujeres, no es algo que hayamos podido elegir, no es nuestro cumpleaños ni hemos alcanzado una meta. Felicitaciones, rosas, bombones, comidas multitudinarias, reemplazan a los actos reivindicativos, pervirtiendo el mensaje y ofreciendo una visión frívola de una fecha tan importante para los derechos humanos.
Las manifestaciones, concentraciones y otro tipo de actos conmemorativos permiten a mujeres y hombres unirse para generar conciencia y recordar que, aunque vivamos en sociedades legalmente igualitarias, aún queda un largo trecho que recorrer.
Esta fecha es internacional porque abarca la lucha de todas las mujeres del mundo, especialmente de aquellas sobre las que pesa la losa de la represión más feroz desde los estamentos políticos, sociales y económicos de sus propios países, como bien dijo la escritora afroamericana Audre Lorde: “No seré una mujer libre mientras siga habiendo mujeres sometidas, incluso cuando sus cadenas sean muy diferentes a las mías”.
Mucho resta por conseguir, aquí también: la supresión de la brecha salarial, la representación femenina en posiciones de liderazgo, la erradicación de la violencia de género en todas sus manifestaciones, el respeto a nuestros derechos sanitarios y a no ser tratadas médicamente con patrones clínicos masculinos que ponen en riesgo nuestra salud, entre otras cosas.
Es también un buen momento para reivindicar el papel de la coeducación en las aulas mediante un enfoque pedagógico cuyo principal objetivo sea erradicar los estereotipos y roles de género, educando en verdadera igualdad. Este modelo promueve la empatía y la comunicación tan necesarias en estos tiempos en los que nuestros adolescentes consumen, a través de las redes sociales y de manera inmediata, contenidos violentos y misóginos que contribuyen a normalizar conductas sexistas, perpetuando así los estereotipos más dañinos.
En el caso de las chicas, estos contenidos son especialmente perniciosos, porque promueven el cumplimiento de ciertos estándares inalcanzables que refuerzan la desigualdad, alteran la autopercepción y pueden perturbar su salud mental. La coeducación, mediante el pensamiento crítico, permite formar ciudadanos y ciudadanas más libres y conscientes.
Por eso, conmemoremos, vindiquemos, luchemos por un mundo más justo, y, si queda un rato libre … ya si eso, ¡tomemos algo!
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