El sol de la Resurrección resarce a Sahagún en un Encuentro multitudinario

El Domingo de Pascua rubricó una Semana Santa en Sahagún que, si bien se vio condicionada por la inestabilidad atmosférica de jornadas previas, halló su pleno fulgor en la tradicional y significativa procesión del Encuentro que congregó a una Plaza Mayor atestada de público.

 

Tras la celebración de la Misa de Resurrección en la iglesia de San Lorenzo, la Banda Sinfónica de Sahagún acompañó el inicio del cortejo, en el que las efigies de Jesús Nazareno, obra de Manuel Galiano (escuela sevillana, siglo XX), y la Virgen de las Amarguras, del mismo artífice, fueron llevadas por las vías de la localidad. La presencia masiva de asistentes, que colmó por completo la plaza, evidenció el anhelo por vivir intensamente este acto central tras días en los que la lluvia amenazó o incluso alteró algunos itinerarios procesionales.

 

 

 

 

El instante cumbre aguardaba en el ágora: la reunión. Allí, bajo un astro que finalmente quiso sumarse a la celebración, Hijo y Madre se encontraron de nuevo. La incertidumbre del tiempo quedó atrás, y la claridad matutina abrazó la escena, simbolizando la victoria sobre la oscuridad de la Pasión. Un nuevo fulgor pareció emanar de las tallas, reflejo de la vida que triunfa sobre la muerte, contagiando de esperanza a los presentes.

 

La Banda Sinfónica de Sahagún interpretó diversas piezas musicales durante el acto, contribuyendo al ambiente solemne y festivo. La alegría de la Pascua se palpaba en el aire, compensando las dificultades climáticas de los días precedentes. Tras el emotivo encuentro en la plaza, la procesión prosiguió su tránsito, arropada por una multitud que celebró con fervor esta jornada de triunfo.

 

El acto puso de manifiesto la profunda tradición semanasantera de Sahagún y la participación abrumadora de la comunidad en la conmemoración de la Resurrección, resarciendo con creces los contratiempos meteorológicos y marcando un epílogo brillante para una Semana Santa que, a pesar de todo, logró llenar las calles de fe y devoción en su segundo año como Fiesta de Interés Turístico Nacional.