Redacción Redacción
Miércoles, 08 de Octubre de 2025
Cerca de 500 colectivos ‘toman’ las calles de Madrid

La España rural se moviliza contra el abandono y las agresiones especulativas

Participación de la plataforma Payuelo Libre, de El Burgo Ranero

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Bajo el lema ‘Salvemos el mundo rural agredido’ cerca de 500 plataformas y colectivos de toda España (se calcula que unas 20.000 personas) alzaron su voz este fin de semana en Madrid unificando las demandas de un territorio que se siente abandonado por las instituciones y acosado por las agresiones especulativas.
 
La unión de colectivos, que incluyó plataformas como Payuelo Libre, en lucha contra una explotación industrial de porcino que se quiere instalar en el término municipal de El Burgo Ranero, destacó la importancia de hacer llegar con "una voz más fuerte la alarma de la destrucción que está sufriendo el mundo rural". Los portavoces denunciaron que las políticas actuales no solo aprueban la mayoría de los proyectos especulativos, sino que estos, además, están recibiendo miles de millones de los fondos europeos que, según afirman, "pagaremos todos los ciudadanos con nuestros impuestos". La manifestación recorrió el Paseo del Prado hasta llegar al escenario instalado en la Plaza de Cibeles.
 
El manifiesto de Javier Sierra
El punto central del acto fue la lectura de un manifiesto, muy emotivo, redactado por el escritor Javier Sierra. Fue leído por él mismo junto a la agricultora, ganadera y activista segoviana Rosa Arranz, y el científico del CSIC Fernando Valladares.
 
Los ponentes condenaron la situación con mensajes contundentes, destacando que el problema es doble: la falta de oportunidades y servicios esenciales provoca que “mi pueblo se muere”, pero, además, a “nuestros pueblos, también los están matando”. Esto se logra, explicaron, a través de las instalaciones masivas de energías renovables, las macrogranjas que industrializan sin miramientos, los centros de datos que desecan acuíferos o las megaminas que contaminan las aguas.
 
 
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La protesta simbolizó las agresiones al territorio con ‘19 clavos’ que, en su mayoría, reflejan el abandono institucional. Señalaron problemas como la falta de una política de vivienda pública, la poca igualdad en la sanidad rural, el aislamiento provocado por la falta de un ferrocarril digno y la eliminación de más de mil paradas de autobuses, causas directas que impiden revertir la despoblación.
 
En este contexto, la demanda fue clara y rotunda: “Ser pocos, no resta derechos”, reclamando la igualdad que marca la Constitución. También exigieron respeto para el sector primario con un precio justo por las cosechas, una PAC justa y sin recortes, y un apoyo real a la ganadería extensiva como medida fundamental para la prevención de incendios.
 
 

 

 
El manifiesto concluyó lanzando una pregunta clave sobre si existe solución, a lo que respondieron afirmativamente: el camino pasa por un diálogo con sentido común y una visión de futuro. Reclamaron que se dé voz al sector primario y se consulte a los ciudadanos del medio rural en las decisiones, de forma que se logre un equilibrio justo y duradero.
 
El acto finalizó con los bombos del Bajo Aragón simulando el latido del corazón del mundo rural. El mensaje final fue esperanzador: “El corazón del mundo rural late fuerte en el pecho de sus gentes. Seguid luchando juntos y seguirá latiendo siempre”.
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