Alejandro de Bernardo
Miércoles, 05 de Noviembre de 2025

Viej@s

Y se estrenó noviembre. Y lo hace tras una noche loca, la del ‘truco o trato’, la de Halloween, la ‘Noche de Brujas’. ¡Cómo cambió el panorama! Los de menos de treinta ni se acuerdan de lo que era esa noche antes de la invasión de esta costumbre celta. En mi infancia la víspera de Todos los Santos era la noche del miedo. Del de verdad. Del que se lleva por dentro. Según nos contaban mi padre y mi madre junto con la abuela -que siempre añadía cuentos y leyendas muy para ese momento- esa noche, era mejor quedarse en casa. No salir. Relataban con todo tipo de detalles que, precisamente esa noche, andaban las ánimas del purgatorio por las calles. Yo me las imaginaba en procesión, arrastrando cadenas, con rostro de calavera  y restos de carne pegada a los huesos. Caminando tambaleándose y con una vela encendida buscando a niños desobedientes o despistados que estuvieran fuera de sus casas o alrededor de la iglesia. Haciendo ruidos infernales mezclados con portones sin engrasar que se abrían con ese ruido que te pone la piel de gallina.  Nunca fui muy valiente, esa es la verdad. Pero de chiquillo estas cosas, animadas con historias de muertos que salían de la tumba, que regresaban a sus antiguas casas a buscar lo que fuera o a vengarse de aquel que en vida les había tratado mal, me tenían en un sinvivir. Eso me duró hasta que me empezó a salir la barba. Y todavía hoy, esa noche… miro hacia atrás más de lo habitual por si acaso. No es broma.
 
Ayyyy los viejitos. Un beso al cielo para mi padre y mi abuela. Y uno grande para mi madre porque sigue siendo el nudo del que no me quiero soltar. Ya con noventa y parece una chiquilla. Cómo nos maneja. Me hace gracia cuando dice “yo no me quiero morir porque ahora se vive muy bien”. Mi hermana le decía el otro día, cuando se quejaba de dolores y ciertos ‘olvidos de vieja’, que eso lo guardara para cuando lo sea. Jeje. Y la pequeña le dice que hasta los cien, por lo menos. Ella se ríe.
 
¡Vieja! ¡Viejo! Hay quien lo utiliza como insulto. De manera despectiva. Gente joven se supone. Tal vez por esa pasajera razón, la juventud siempre es pasajera. Jóvenes que, si todo va como tiene que ir, en algún momento de su vida también llegarán a serlo. Y si no llegan, pues mal va el asunto. Muy posiblemente, esa gente que utiliza la palabra viejo para insultar u ofender a otros le da una importancia extrema a la estética exterior y al físico, mientras que desprecian la inteligencia, la sabiduría o la experiencia. Tal vez porque carezcan de dichas cualidades. 
 
Hace cincuenta años con poco más de cuarenta ya se era viejo. Hoy no es ni la mitad de la vida. La vejez es una etapa más. Una etapa a la que lo mejor que nos puede pasar es llegar. Cuando lleguemos, muchos jóvenes y adultos pasarán por delante de nosotros y nos mirarán como quien ve un cuadro abstracto que no entiende. Me río con el amigo Óscar cuando dice que ya no le gusta salir de copas porque se ha hecho invisible. “No es que nadie te diga nada. Es que ni te ven”.
 
En un mundo tan moderno, tan globalizado, tan lleno de civilizaciones y de viajes extraordinarios, deberíamos pasar más tiempo con nuestros ‘viejos’. Aunque no nos demos cuenta, en sus ojos está encerrado el verdadero misterio de la vida y en su experiencia… eso tan grande que no ocupa lugar. ¡Ah!, y no le digas nunca viejo si no se lo decías treinta años atrás. Ni imaginas lo que duele cuando se van.
 
Día de los Difuntos. Día de recordar. Y recordar es una caricia, o un pellizco, que recorre parte de nuestra piel. Y aunque somos lo que soñamos, también somos esa parte de la memoria que, a pesar de las muertes, sigue presente en nuestras vidas. Así será por siempre. Besos al cielo.
Comentarios
Comentar esta noticia

Normas de participación

Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.

Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.

La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad

Normas de Participación

Política de privacidad

Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.13

Todavía no hay comentarios

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.