Javier Sánchez Campos Javier Sánchez Campos
Domingo, 10 de Agosto de 2014

Gente

Con los pies asomados al precipicio, cobijo en mis temblorosas manos el ojo de cristal que termino de hallar. La intriga por el descubrimiento dilata mi salto al vacío. Un vapor fluorescente invade el interior de la prótesis. Pronto se dispersa y comienza un desfile de imágenes sorprendentes. Gente esperanzada, gente con dolorosas bambollas, gente que se fotografiaba junto a letreros del pueblo que termina de superar, como El Burgo Ranero o Grajal de Campos. Gente y más gente que marcha ataviada con vieiras y bastones, soportando botas desgastadas y mochilas rebosantes de sueños por cumplir. Gente que sufre y se emociona, que sonríe o resopla de puro agotamiento. Gente que opta por no hablar o gente que agradece una y mil veces, de rodillas o tumbados boca abajo frente a una majestuosa catedral, haber conseguido su propósito o el de aquellos que lo desearon y ya no pueden. Gente recorriendo un camino que simboliza machacar sus miedos. Las imágenes no cesan, pero deposito el ojo donde estaba. Me pongo en pie y me alejo del precipicio. Ahora, mi cabeza me impulsa a vivir. Entonces comprendo algo: el Camino no se busca, sino que te encuentra.

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