Del Viernes, 22 de Agosto de 2025 al Martes, 23 de Septiembre de 2025

Déjame en el Camino
Habían pasado muchos años, pero ahora tenía tiempo para dedicarlo al sueño, ella llevaba años soñando, y yo seguía admirándola, no recordaba sus últimas palabras, por que no era muy habladora, pero sí las que más le emocionaron proponerme. Se suponía que lo íbamos a hacer juntos… Y aquí la llevaba yo.
Al paso por Sahagún fui a parar a un hostal sin nombre, con cuyo dueño mantuve una larga conversación durante esa noche, quedó perplejo cuando dije que iba acompañado por las cenizas de mi esposa.
La primera parada en el camino había sido junto a una gran piedra cubierta de musgo y que parecía tallada por alguien que esperaba ser recordado, imaginé que le habría gustado parar allí. La segunda fue junto a un pozo, desde donde me llegó el canto de una rana y unos niños intentaban darle caza con un cubo atado, supuse que como le gustaba las ranas también allí habría parado. Así fui tramo a tramo hasta el final, cuando calculé que el recipiente estaba casi vacío, necesitaba tener un poco de ella a mi lado, y decidí quedarme con sus recuerdos y sonrisas.
Ahora me quedaba tiempo para volver y parar a pensar.
Habían pasado muchos años, pero ahora tenía tiempo para dedicarlo al sueño, ella llevaba años soñando, y yo seguía admirándola, no recordaba sus últimas palabras, por que no era muy habladora, pero sí las que más le emocionaron proponerme. Se suponía que lo íbamos a hacer juntos… Y aquí la llevaba yo.
Al paso por Sahagún fui a parar a un hostal sin nombre, con cuyo dueño mantuve una larga conversación durante esa noche, quedó perplejo cuando dije que iba acompañado por las cenizas de mi esposa.
La primera parada en el camino había sido junto a una gran piedra cubierta de musgo y que parecía tallada por alguien que esperaba ser recordado, imaginé que le habría gustado parar allí. La segunda fue junto a un pozo, desde donde me llegó el canto de una rana y unos niños intentaban darle caza con un cubo atado, supuse que como le gustaba las ranas también allí habría parado. Así fui tramo a tramo hasta el final, cuando calculé que el recipiente estaba casi vacío, necesitaba tener un poco de ella a mi lado, y decidí quedarme con sus recuerdos y sonrisas.
Ahora me quedaba tiempo para volver y parar a pensar.
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