Del Viernes, 22 de Agosto de 2025 al Martes, 23 de Septiembre de 2025

FIESTAS
Villeza ‘echó’ sus refranes a lomos de Perico y Platero
El sol brilló con fuerza en el pueblo de Villeza, que el sábado amaneció con ciertos nervios en el estómago a propósito de la recuperación, 23 años después, de los populares Refranes a San Antonio, para algunos novedad, para otros un nostálgico reencuentro con las raíces.
Dos borriquillos blancos (‘Perico’ y ‘Platero’) y una mula roja que tiraba de un carro fueron el asiento de los refraneros de Villeza que participaron en la recuperación de una tradición que permanecía ‘dormida’ desde 1992 y que ahora regresa a la actualidad muy decidida a quedarse.
Así, nada más terminar la misa y la procesión se inició la ronda de versos, dichos o coplillas con ‘chispa’ o ‘burlescos’ dirigidos a la imagen del santo ‘atento’ a las peticiones de sus convecinos dispuesto en un altar improvisado a las puertas de la iglesia parroquial de San Facundo y San Primitivo.
“Oh, glorioso San Antón. No tengo gatos ni perros, pero disfruto un montón sólo con venir al pueblo”. Así inició Paco, a lomos de Platero, la jornada de refranes, en la que hubo tiempo par la tecnología: "los versos que aquí te traigo los traigo bien estudiados, mas por si acaso la memoria o algún verso es saltado, te lo he mandado en un Whatsapp y espero que haya llegado"; o la climatología: "Perdona que no me quite el sombrero, pero esta helada es de las de enero".
Algo de historia
“¡Oh, glorioso San Antón / santo mío, muy amado / lo que te vengo a decir / bien aprendido lo traigo”. Fue del modo que comenzó la tradición en la segunda mitad del siglo XIX cuando Antolín y Cesárea, un matrimonio ganadero, compró con mucho sacrificio la imagen del santo y la donó a la iglesia. En aquel primer refrán le pidieron “que levantara la epidemia”, una enfermedad que afectaba a su rebaño de ovejas y que obligaba a sus dueños a dormir fuera del pueblo para evitar el contagio a otros rebaños. Desde entonces, cada 17 de enero, fue fiesta mayor en Villeza y se echaron refranes al santo sin faltar ni un solo año recordando anécdotas ocurridas con animales, como yeguas rebeldes, burros que se caían a un pozo u ovejas malparidas. Tampoco faltaban refranes de borracheras sonadas cogidas en las afamadas bodegas del pueblo. Pero en 1948 se echaron los últimos refranes en Villeza hasta que en 1992 se recuperaron con gran éxito de público y refraneros, pero de nuevo volvió a caer esta bella tradición en el olvido.
Antaño eran los hombres los que echaban los refranes, los locales y los forasteros que así lo querían, pero en el 92 participaron también mujeres y niños.
![[Img #9724]](upload/img/periodico/img_9724.jpg)
El sol brilló con fuerza en el pueblo de Villeza, que el sábado amaneció con ciertos nervios en el estómago a propósito de la recuperación, 23 años después, de los populares Refranes a San Antonio, para algunos novedad, para otros un nostálgico reencuentro con las raíces.
Dos borriquillos blancos (‘Perico’ y ‘Platero’) y una mula roja que tiraba de un carro fueron el asiento de los refraneros de Villeza que participaron en la recuperación de una tradición que permanecía ‘dormida’ desde 1992 y que ahora regresa a la actualidad muy decidida a quedarse.
Así, nada más terminar la misa y la procesión se inició la ronda de versos, dichos o coplillas con ‘chispa’ o ‘burlescos’ dirigidos a la imagen del santo ‘atento’ a las peticiones de sus convecinos dispuesto en un altar improvisado a las puertas de la iglesia parroquial de San Facundo y San Primitivo.
“Oh, glorioso San Antón. No tengo gatos ni perros, pero disfruto un montón sólo con venir al pueblo”. Así inició Paco, a lomos de Platero, la jornada de refranes, en la que hubo tiempo par la tecnología: "los versos que aquí te traigo los traigo bien estudiados, mas por si acaso la memoria o algún verso es saltado, te lo he mandado en un Whatsapp y espero que haya llegado"; o la climatología: "Perdona que no me quite el sombrero, pero esta helada es de las de enero".
Algo de historia
“¡Oh, glorioso San Antón / santo mío, muy amado / lo que te vengo a decir / bien aprendido lo traigo”. Fue del modo que comenzó la tradición en la segunda mitad del siglo XIX cuando Antolín y Cesárea, un matrimonio ganadero, compró con mucho sacrificio la imagen del santo y la donó a la iglesia. En aquel primer refrán le pidieron “que levantara la epidemia”, una enfermedad que afectaba a su rebaño de ovejas y que obligaba a sus dueños a dormir fuera del pueblo para evitar el contagio a otros rebaños. Desde entonces, cada 17 de enero, fue fiesta mayor en Villeza y se echaron refranes al santo sin faltar ni un solo año recordando anécdotas ocurridas con animales, como yeguas rebeldes, burros que se caían a un pozo u ovejas malparidas. Tampoco faltaban refranes de borracheras sonadas cogidas en las afamadas bodegas del pueblo. Pero en 1948 se echaron los últimos refranes en Villeza hasta que en 1992 se recuperaron con gran éxito de público y refraneros, pero de nuevo volvió a caer esta bella tradición en el olvido.
Antaño eran los hombres los que echaban los refranes, los locales y los forasteros que así lo querían, pero en el 92 participaron también mujeres y niños.
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