Lorena Pacho Lorena Pacho
Domingo, 06 de Noviembre de 2016
De Sahelices del Río

El ‘Club del Siglo’ tiene una nueva socia: Artemia Valbuena Truchero

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Artemia ha entrado en el ‘Club del Siglo' de la comarca por todo lo alto: rodeada por su familia y vecinos de Sahelices del Río y con una gran fiesta en la que no faltaron regalos, flores, globos y, cómo no, la tarta de cumpleaños, con sus 100 radiantes velas.
Aunque ahora vive en la Residencia Hogar San José, en Sahagún, siempre tiene un recuerdo para su querido Sahelices, pueblo que la vio nacer y del que hasta hace poco no se ha separado. Es, en este pueblo, donde sus paisanos tampoco se olvidan de ella y le han regalado una placa conmemorativa de su 100 aniversario, que ella misma descubrió, emocionada, en su casa de la Calle Mayor. En este sentido, destacar esta zona del pueblo, donde se acumulan varios distintivos a otros vecinos centenarios.
La gran celebración de la señora Artemia empezó en su Ayuntamiento, Cea, donde recibió con cariño las primeras flores y los primeros reconocimientos del día, que continuó en Sahelices, donde se celebró una misa y una comida popular en su honor. 
Al finalizar la liturgia, la protagonista sorprendió a todos sus vecinos con la lectura ágil de un lúcido discurso que arrancó los aplausos de todos y en el que agradecía a todos su presencia. Artemia recordó su vida como estanquera en la comarca y el camino hasta Sahagún que recorría a diario, andando unas veces y a lomos de un burro otras, para recoger la mercancía. 
La señora Artemia,  haciendo gala de su excelente memoria, por lo que muchos la conocen y alaban- cuenta que empezó a aprender a leer en la escuela, a la que no faltó ni un día. De forma autodidacta, continuó mejorando la técnica y practicando, ahora con el correo, cuando empezó a trabajar de cartera para ayudar a su familia.
Para ella, el secreto de su longevidad está está en “la vida corriente” de labradora que ha llevado, con mucho trabajo y esfuerzo y una alimentación sana basada en los productos de la tierra y en la que también ha ayudado el agua de buena calidad de la zona. Cuenta, divertida, los incalculables viajes a la fuente, cargada de cubos para acarrear agua hasta casa. Este “entrenamiento” no le gustaba demasiado, pero disfrutaba de la compañía y de las conversaciones en el camino, que recuerda con cariño.
Con nostalgia menciona también el tiempo que vivió con sus abuelos y las jornadas en la viña, incluso las noches que pasaron allí, vigilando las uvas, que recuerda como “las primeras que se plantaron en Sahelices”.
También evoca con ternura las canciones que en las pausas del trabajo o en los convites le enseñaron sus mayores y que aún recuerda al pie de la letra, palabra por palabra. Para demostrarlo se atrevió a cantarlas en su fiesta para deleite de todos.
Siempre activa, le gusta mantener la cabeza despierta con una de sus pasiones de toda la vida: la brisca. Ahora juega cada tarde junto a sus compañeras de residencia, donde es valorada por su gran memoria. Además participa en todas las actividades y no se pierde la oportunidad de colaborar en las funciones de teatro.
Fundadora de una larga familia de tres hijos, cuatro nietos y cinco bisnietos, a sus 100 años, Artemia lo ha visto y vivido todo y siempre con una sonrisa, su signo de identidad, para los que la conocen. A juzgar por la experiencia de esta afable y lozana centenaria, mucho esfuerzo, buen comer, buena compañía, un poco de música y alegría parecen ser los ingredientes básicos de la longevidad.
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