Experiencias de vida junto a los que peor la llevan

La localidad de Sahagún acogió el jueves la XXIX edición del ‘Día del Misionero Diocesano’, la cita anual que cada verano organiza la Diócesis de León para rendir homenaje a los misioneros leoneses, religiosos y laicos, que hay repartidos por todo el mundo, más de medio millar en la actualidad.

La jornada estuvo presidida por el obispo de León, Julián López, acompañado del párroco de Sahagún, Matías Bayón, la concejala del Ayuntamiento de Sahagún, Rosa María Quintanilla, la delegada diocesana de Misiones, la religiosa Begoña Escudero, además de la máxima responsable de la comunidad Hermanas del Buen Samaritano, Patricia Ibarra, fundada por la misionera de El Burgo Ranero Irene García de Prado, fallecida este año, y homenajeada durante el encuentro.

Además de visibilizar y reconocer públicamente la tarea de los misioneros, éstos últimos compartieron anécdotas y experiencias de vida con las que fueron recorriendo los rincones más desfavorecidos del planeta, (más de medio centenar de países repartidos por los cinco continentes) volcados en proyectos sociales siempre junto a los colectivos más vulnerables, olvidados y desprotegidos: enfermos, menores, mujeres, ancianos, presos…

El Día del Misionero Diocesano se celebró por primera vez fuera de la ciudad de León con un objetivo: “acercar la labor misionera a los distintos arciprestazgos y cabeceras de comarcas, a los pueblos de los que partieron en su día”. Actos religiosos en la iglesia del Monasterio de Santa Cruz (Madres Benedictinas), una visita cultural por la villa y una comida de convivencia completaron la jornada.