María Luna María Luna 7
Lunes, 11 de Marzo de 2013
Biodiversidad

Mi vecino es un animal

[Img #2561]Los núcleos urbanos conforman un ecosistema por si mismos al igual que las riberas o los bosques, si bien guardan una importante diferencia con estos últimos: son artificiales, creados por el hombre.
Como para todo, debemos distinguir entre grandes ciudades y pequeños núcleos, como serían, en este caso, nuestros pueblos. No obstante, encontramos en ambos animales adaptados a vivir a nuestro lado. Y es que, cuando se asienta una población, la fauna que estaba en ese territorio ‘ocupado’ no desaparece, si no que se va sustituyendo por otra; la adaptación es la clave, aquellos organismos que se han podido adaptar a las ciudades finalmente han encontrado en ellas su hogar.

Las poblaciones aportan a los animales calor, en los centros neurálgicos la temperatura se eleva respecto a la periferia debido a las chimeneas y los edificios hacen las veces de cortaviento; también les ofrecen alimento, los vertederos, cubos de basuras y despensas son auténticos ‘fast-food y, por último, protección: en las ciudades hay menos depredadores que en el campo abierto. Por todo ello muchos han venido para quedarse y es justo que así sea pues estaban antes que nosotros.

Por nuestra parte, sobre todo a los que nos gustan los animales, podemos observar ciertos comportamientos sin salir de casa, como si ésta fuera un documental de ‘La 2’. Estamos rodeados de palomas, gorriones, cigüeñas, en unos pocos días golondrinas, ratones, sapos, ranas, lagartijas, lagartos, mariposas, cucarachas, arañas... y si a esto unimos que nuestra población es pequeña tendremos el lujo de cruzarnos con una libélula antes de entrar en el banco y con milanos oteando desde las alturas.

Sin darnos cuenta somos verdaderos especialistas de aquellos animales que viven cerca debido a que están dentro de nuestra cotidianidad, sabemos cuándo vienen las cigüeñas, cuándo crían los estorninos, cuándo hay más arañas, cuándo se meten los grillos en casa…

Nuestros vecinos animales en estas condiciones tienen tasas de reproducción menor, pero las tasas de supervivencia son mayores, es decir, crían menos pero viven más. Esta situación tiene cierta dosis de peligro, y es que, a alimentarles de una manera habitual (no hablo de tirar miguitas o 'gusanitos' a los pájaros lo cual es un aliciente para que a los niños les empiece a ‘picar el gusto’ de la naturaleza) se acostumbra a grupos de animales sin dueño y sin supervisión sanitaria a esa alimentación ‘externa’. El resultado es que crían sin control, pudiendo enfermar, y lo que en una situación normal quedaría reducido a un par de individuos, podría provocar un problema de salud pública. No debemos olvidar que los animales regulan su población dependiendo del alimento y del cobijo del que dispongan y cada zona tiene sus propias características para una población determinada. Los animales en estas condiciones se pueden convertir en plaga, debemos tener en cuenta que una rata gris por muy fiera y ‘asquerosa’ que nos parezca no deja de ser una especie más, Rattus norvegicus, para ser más exacto. En este sentido,  su aumento en el número y su característica de vector de enfermedades es culpa nuestra, debido a los acúmulos de basura en las que se han adaptado a vivir. Cierto es que cuando se convierten en plaga hemos de actuar pues es difícil vivir al lado de un dormidero de estorninos o en un ático en A Coruña, donde las gaviotas, parecen haber  salido de la película de Hitchcok.   

Mientras eso no ocurra debemos aprender a vivir con estos animales y, por qué no,  aprovecharlo en nuestro beneficio, por ejemplo, en el caso de las golondrinas. Cuántas veces hemos visto tirar sus nidos globosos de barro porque manchan la fachada, (aprovecho para decir es sancionable), ¿alguien tiene idea la cantidad de insectos que comen y qué ocurriría si dejan de criar a nuestro lado?. En resumidas cuentas: nos comerían los mosquitos, en vez de las golondrinas a ellos. 
Lo mismo ocurre con las arañas de las casas, no digo que debamos compartir cama con una araña peluda pero alguna tela de araña, aunque no esté bien vista por decoradoras y vecinas, hace su función natural de atrapa moscas y que en muchos países incluso están protegidas.

Al igual que nosotros nos debemos adaptar a ellos, algunos animales de ciudad ya lo han hecho a nosotros, se habla del fenómeno de sinurbanización, mediante el cual, algunos animales han adquirido conductas innovadoras en su vida con el hombre, por ejemplo, carboneros y herrerillos que han aprendido a levantar la tapa de aluminio de los botes de leche en Inglaterra, gorriones que saben abrir puertas controladas por sensor de infrarrojos en Nueva Zelanda o golondrinas que anidan en garajes y solo entran y salen cuando las puertas se abren. 

En este sentido, yo he vivido en el jardín de mis padres algo muy parecido. Una carbonera anidando en el cobertizo encima de una estantería y cómo esperaba a que nos moviéramos del jardín para ir a alimentar a sus pequeños; también la ventana de mi habitación está rodeada por hiedra y, en ella, han dormido siempre muchos pájaros. Incluso llegó a guardarse allí una lechuza.
Y es que, en condiciones naturales, los pájaros no nos dejarían acercarnos ni a 30 metros, mientras que en los núcleos urbanos se han acostumbrados y no es raro tenerlos a dos o tres metros.

Quiero decir que en la adaptación está el éxito de una población y que el mundo es muy grande, adaptémonos a ellos y aprovechemos lo cerca que los tenemos observando su comportamiento, respetando su espacio; no olvidemos que ellos estaban antes y que nosotros les hemos quitado mucho más sitio que ellos a nosotros. Es un lujo ver como cría un carbonero desde tu ventana, o un halcón peregrino en las agujas de la Catedral de León, disfrutemos de ello.


Comentarios (7)
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  • María Luna

    María Luna | Viernes, 15 de Marzo de 2013 a las 08:05:31 horas

    Como bien decís el tenerlos tan cerca es un lujo sobre todo para los "animaleros"!!

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  • Sergio Cuevas

    Sergio Cuevas | Jueves, 14 de Marzo de 2013 a las 16:16:34 horas

    Que bueno María. A ver cuando escribes algo de los animales de ciudad, pero de los de cuatro patas, que por desgracia, hay muchos y duran mucho. Es un lujo compartir vida con eso animales que cuentas, pues de eso se quejan los de la ciudad. Es una suerte lo que tenemos, ahora solo toca conocerlo y por supuesto, aprender a valorarlo.
    Saludos.

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  • mary carmen

    mary carmen | Martes, 12 de Marzo de 2013 a las 12:40:54 horas

    Magníficas palabras, María. si dejamos a la naturaleza hcer su función, los humanos saldríamos mucho más beneficiados. Comparto tu relato. y es un verdadero privilegio, tenerles como vecinos, ver como hacen sus nidos, alimentan sus crías.....
    un abrazo

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  • Piedad Luna

    Piedad Luna | Lunes, 11 de Marzo de 2013 a las 23:51:13 horas

    Sabes qué ocurre que tu padre y tú además de naturalistas extraordinarios tenéis que tener una mutación genética de la que yo carezco, lo vuestro es comunión con el mundo animal. Me encantan tus relatos de globalización animal. Qué pedagógicos son!!

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  • Carlos MP

    Carlos MP | Lunes, 11 de Marzo de 2013 a las 21:24:52 horas

    Quede cosas deberíamos aprender de ellos verdad?
    Como me ha gustado artículo de verdad gracias por todo.

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  • Javier Robles

    Javier Robles | Lunes, 11 de Marzo de 2013 a las 16:22:09 horas

    Un magnifico articulo, eres grande, MARIA.
    Mientras lo leia me daba cuenta de que me encuentro,quiza, en una de las zona frontera, donde el hombre avanza y la naturaleza se resiste.
    Como te gustaria estar aqui, la de veces que hablo de Ti (y de tu padre).
    Todos los dias, sin excepcion, hay algo que nos recuerda que estamosocupando un terreno que no nos pertenece.
    Los mosquitos te pueden matar.
    Las golondrinas, aqui, son murcielagos gigantes, los hay a miles.
    Los lagartos tienen unos colores inimaginables.
    Hay zonas dentro de la ciudad, donde se tiene que tener cuidado con las serpientes.
    Para ir a la playa recorro 18 km. de pista por la selva, el domingo dia 10 un cocodrilo cruzo la pista imponiendo su autoridad.
    El lunes 4 en el rio, una mama hipopotamo, vigilaba a sus 2 crias desde la orilla. Y asi todos los dias.
    La selva se defiende.
    Nosotros somos la especie que se adapta.
    Releo tu articulo, un verdadero placer, ya espero ansioso el siguiente.
    Un saludo, desde esta frontera.

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  • Enrique Onis

    Enrique Onis | Lunes, 11 de Marzo de 2013 a las 16:02:12 horas

    Da gusto leer estas lineas me gusta todo lo que has escrito y comparto la gran mayoria por no decir todo lo que mencionas

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