Del Martes, 02 de Diciembre de 2025 al Martes, 30 de Diciembre de 2025
Redacción
De Asís a Santiago por Sahagún
Todo empezó con una promesa…
![[Img #17566]](upload/img/periodico/img_17566.jpg)
Como casi todas las grandes historias, la suya, “empezó con una promesa”, la de Luis Ángel Llera a su padre enfermo, devoto de San Francisco, y que no dudó en coger su vieja bicicleta -una Zeus, que ya ni se fabrica- y recorrer, a la muerte de aquel, los más de 2.500 kilómetros que separan Asís, en Italia, de Santiago de Compostela.
“El hombre salió de la operación, pero falleció a los tres meses; ahora me he decidido a cumplir lo que un día prometí”, cuenta este asturiano de Avilés con lazos de amistad en Sahagún, donde paró a tomar fuerzas en casa de unos amigos -Leonor y Toni- y proseguir su historia.
El calor le machaca y más cuando toca hacer kilómetros por la llanura leonesa, pero la experiencia está siendo muy enriquecedora y sus alforjas ya van repletas de historias, anécdotas…
“Me está pasando de todo, todo bueno, y percances los justos para poder decir que la experiencia está siendo irrepetible. Hay de todo: una caída muy aparatosa en Francia, precisamente en un carril bici, un grupo de ciclistas de aquel país que quiso acompañarme un tramo dándome su apoyo… lo que más cuesta es encontrar alojamiento para peregrinos. Allí el Camino de Santiago todavía es un concepto que queda lejos y no hay una red de alojamientos. Tampoco está señalizado el Camino al mismo nivel que en España”, explica el peregrino.
Tampoco se nota ese calor, no el del mercurio, más bien el de la hospitalidad que hace del Camino la senda más transitada de Europa. “De hecho, en Italia, tocó dormir en la calle”.
Su historia y su bicicleta no pasan desapercibidas: “Es una Zeus que ya no se fabrica, con cuadro de acero, ¡pesa doce kilos! y otros tantos en las alforjas” que, a pesar de todo, le permitieron subir el puerto de Somport con relativa facilidad. Todo hay que decirlo: Luis Ángel es un aficionado al ciclismo y no es la primera vez que hace el Camino de Santiago.
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Como casi todas las grandes historias, la suya, “empezó con una promesa”, la de Luis Ángel Llera a su padre enfermo, devoto de San Francisco, y que no dudó en coger su vieja bicicleta -una Zeus, que ya ni se fabrica- y recorrer, a la muerte de aquel, los más de 2.500 kilómetros que separan Asís, en Italia, de Santiago de Compostela.
“El hombre salió de la operación, pero falleció a los tres meses; ahora me he decidido a cumplir lo que un día prometí”, cuenta este asturiano de Avilés con lazos de amistad en Sahagún, donde paró a tomar fuerzas en casa de unos amigos -Leonor y Toni- y proseguir su historia.
El calor le machaca y más cuando toca hacer kilómetros por la llanura leonesa, pero la experiencia está siendo muy enriquecedora y sus alforjas ya van repletas de historias, anécdotas…
“Me está pasando de todo, todo bueno, y percances los justos para poder decir que la experiencia está siendo irrepetible. Hay de todo: una caída muy aparatosa en Francia, precisamente en un carril bici, un grupo de ciclistas de aquel país que quiso acompañarme un tramo dándome su apoyo… lo que más cuesta es encontrar alojamiento para peregrinos. Allí el Camino de Santiago todavía es un concepto que queda lejos y no hay una red de alojamientos. Tampoco está señalizado el Camino al mismo nivel que en España”, explica el peregrino.
Tampoco se nota ese calor, no el del mercurio, más bien el de la hospitalidad que hace del Camino la senda más transitada de Europa. “De hecho, en Italia, tocó dormir en la calle”.
Su historia y su bicicleta no pasan desapercibidas: “Es una Zeus que ya no se fabrica, con cuadro de acero, ¡pesa doce kilos! y otros tantos en las alforjas” que, a pesar de todo, le permitieron subir el puerto de Somport con relativa facilidad. Todo hay que decirlo: Luis Ángel es un aficionado al ciclismo y no es la primera vez que hace el Camino de Santiago.







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