Del Viernes, 22 de Agosto de 2025 al Martes, 23 de Septiembre de 2025

El Día del Padre
Será porque las grandes superficies detectan falta de liquidez en nuestros bolsillos y no quieren forzar, o porque no es fiesta o vaya usted a saber por qué.
El caso es, que este año, el día del padre está pasando como de puntillas en la memoria de la gente.
Solían acosarnos unos, con anuncios de colonias o de ropa que regalar. Otros, incluso organizan un sorteo extraordinario en el que el premio consiste en una bicoca de sueldo, durante ventitantos años.
Yo recuerdo haber regalado de pequeño, un frasquito de colonia, o la clásica corbata espantosa que me hacía a mi más ilusión que a mi padre. Incluso confieso haber recibido, en tal día como hoy, el dibujito de rigor que mi hija traía entusiasmada del colegio.
Pero por encima de todo eso, que al final sólo es negocio, quisiera traer a la memoria de los que me lean, la imagen de esos hombres que han pasado, o están pasando, por el mundo dejando hasta la última gota de su esfuerzo y cediendo el relevo a otra generación.
Yo quisiera hacer a los padres un homenaje en la persona del mío.
Por encima de las mil anécdotas o historias, a mí me queda más claro el recuerdo de sensaciones. Por ejemplo como estaban de calientes sus manos cuando era joven y como de frías después de haber pagado las facturas a la vida. También recuerdo el olor de su ropa, o el aroma del tabaco que fumaba. El escuchar por enésima vez contar la misma historia, como si fuera nueva, su cara lavada, pero con las pestañas oscuras al volver de la mina.
Recuerdo el pan de la mina. Sólo eran los restos de pan de su bocadillo, con trazas rojas de chorizo, pero a mis hermanos y a mí, nos encantaba y él dejaba en su “morrala” un poco todos los días.
Como otros, yo he tenido un padre que se apuntó a trabajar en lo que fuera, que emigró, que buscó hacer horas extra, que se dejó la salud y la vida trabajando. No para tener una gran casa, ni para veranear en la costa, ni para tener un cochazo alemán de esos. Mi padre, como otros, se dejó el pellejo para sacar a su familia adelante, para que sus hijos fueran mejores que él, para que supieran más que lo que él aprendió hasta los once años en la escuela.
Pero sobre todo se sacrificó “Para que vayas con la cabeza siempre alta y no te dejes pisar por nadie”
Valioso consejo en los días que corren. No me digan que el trabajo y la pelea de esos hombres, va a terminar en la esclavitud de sus descendientes, nosotros.
Esas generaciones de hombres que forjaron con su esfuerzo un país mejor, que nos dejaron una vida mejor que la suya, merecen que nos situemos en la parte de la historia que nos pertenece y nos responsabilicemos del mundo que dejaremos a nuestros hijos.
No podemos permanecer impasibles ante la pérdida de derechos nuestros y de los que nos sucederán, no mientras recordemos a nuestros padres y nos sintamos orgullosos de ellos.
Sería imperdonable que dejáramos arrojar por la borda sus esfuerzos, mientras nos quede algo de lo que llevamos en la sangre, su sangre.
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txuruá | Jueves, 21 de Marzo de 2013 a las 21:39:35 horas
Recuerdo y agradecimiento para nuestros mayores y odio, asco y maldiciones para los de los jijoputas que provocaron y/o se aprovechan de lo que llaman CRISIS. Hago extensivas mis maldiciones a sus descendientes. Por si a alguno le interesa, no estoy enfadado,..... soy campechano. Amén.
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