Del Viernes, 22 de Agosto de 2025 al Martes, 23 de Septiembre de 2025

II Café tertulia de Sahagún Digital
Pasividad, incomunicación y poco espíritu emprendedor: los ‘males’ de la despoblación
Sobre 300 personas con empleo en organismos públicos de la comarca no viven en ella
Qué factores aceleran la despoblación que sufre la comarca y qué medidas se podrían articular para, al menos, frenar la tendencia, centraron el café tertulia organizado el domingo de la mano del magazín Sahagún Digital. El segundo del ciclo.
En el encuentro quedó claro que la ‘huida’ a la ciudad es una tendencia que no solo afecta al sureste de León, a Tierra de Campos, y que, lejos de ser una excepción, esta ‘Tierra mal bautizada’, que diría Torbado, es un ejemplo más de la decadencia demográfica que padece gran parte del medio rural europeo.
En cuanto a qué factores aceleran la despoblación concretamente en esta zona, los participantes consiguieron ponerse de acuerdo en un único punto: la imagen de fracaso que todavía proyectan los pueblos. La ‘leyenda negra’ que acompaña la vida en el campo (trabajo duro, falta de infraestructuras, de oportunidades, de empleo…) parece todavía vigente y ‘espanta’ a los jóvenes, tal vez seducidos por los cantos de sirena que llegan de la ciudad, donde, aparentemente, la vida es más sencilla.
Y es que, vivir en el pueblo parece haberse convertido en una carrera de obstáculos que empieza cuando acaba la oferta formativa. Las pésimas comunicaciones (hablamos de transporte público) complican que un joven, tras terminar Bachillerato, pueda proseguir con sus estudios en la ciudad lo que ‘obliga’ a alejarse del pueblo, un ejercicio que recomendaban todos los contertulios, pero que significa el primer corte a las raíces.
La oferta laboral también ayuda. Finalizados los estudios, encontrar trabajo ‘de lo tuyo’ se vuelve complicado, más aún cuando el ánimo por emprender es tan bajo. Este sería otro de los puntos flacos: emplearse en un pueblo pasa casi siempre por emprender y, en términos generales, se tira la toalla antes de empezar. Abrirse hueco y autoemplearse es complicado en cualquier sector, especialmente en agricultura y ganadería, y más especialmente para los que empiezan de cero. Las políticas agrarias, por tanto, no están diseñadas para fijar población. La falta de ayudas directas, reales y generosas, para los que quieren ‘montar algo’ en el medio rural brillan por su ausencia. La carga administrativa, el papeleo, es, además, igual o superior que en la ciudad.
A pesar de todos los palos en las ruedas, ser reivindicativos tampoco es el fuerte de la comarca: de marcado carácter pasivo, individualista y con pocas ganas de abrirse. Prueba de ello: la ausencia de cooperativas, asociaciones de productores, de ganaderos… “no hay sentimiento de comunidad”, se dijo.
Si es reversible el fenómeno de la despoblación rural sigue siendo una incógnita, al menos, para los participantes de la tertulia, que no ven en la creación de empleo un salvavidas de garantía. En este sentido, se puso el ejemplo del centro penitenciario de Mansilla de las Mulas, con unos 450 puestos de trabajo directos que no han conseguido sumar empadronados para esa localidad; Mansilla sigue perdiendo población cada año según el INE. “El ejemplo también está en Sahagún. Aquí trabajan entre el instituto, el colegio, los bancos, juzgados, servicios de la Junta de Castilla y León, Diputación (recaudación y CEAS), Adescas… sobre 300 personas. De éstas, el 90 por ciento no residen en la comarca”.
A hilo de esta realidad, otra que también tiene que ver con fijar población: la vivienda. El precio del alquiler es alto en el medio rural, la oferta es pequeña y con una buena comunicación con la capital, como es el caso de Sahagún, la gente opta por no quedarse. Pasa también con los locales comerciales, con las fincas de cultivo… el precio está disparado aunque no exista una demanda real.
Mantener población parece que también pasa por rediseñar el mapa comarcal; repartir servicios y que éstos sean de calidad y estén acompañados de un acceso. “A mi no me importa que Bercianos tenga una piscina cubierta y Sahagún no, pero que tenga un autobús que me acerque. No puede haber de todo en todos los pueblos”, se dijo. “Toca hablar de planificación estratégica de desarrollo. Lo importante es pensar en plazos largos planificados y no trabajar a golpes de ocurrencia”, como hasta ahora.
Por último, un tirón de orejas: “nos vendemos fatal. Aquí hay recursos para mantener al doble de población, pero nunca hemos conseguido proyectar una buena imagen de los pueblos”.
Pueblos más conectados y más sentimiento de comarca. Valorar más la cultura y el patrimonio que ofrece la tierra, crear espacios de vida agradables. Ayudas al autoempleo, recuperar la economía solidaria y no tener miedo a la hora de participar en la política local fueron otros de los factores que, a juicio de los participantes en la tertulia, contribuirían a frenar la despoblación. A estos, sumar los ‘grandes monstruos’: carencias en los servicios sanitarios, de transporte, de educacción, comunicaciones, infraestructuras, servicios sociales…
Qué factores aceleran la despoblación que sufre la comarca y qué medidas se podrían articular para, al menos, frenar la tendencia, centraron el café tertulia organizado el domingo de la mano del magazín Sahagún Digital. El segundo del ciclo.
En el encuentro quedó claro que la ‘huida’ a la ciudad es una tendencia que no solo afecta al sureste de León, a Tierra de Campos, y que, lejos de ser una excepción, esta ‘Tierra mal bautizada’, que diría Torbado, es un ejemplo más de la decadencia demográfica que padece gran parte del medio rural europeo.
En cuanto a qué factores aceleran la despoblación concretamente en esta zona, los participantes consiguieron ponerse de acuerdo en un único punto: la imagen de fracaso que todavía proyectan los pueblos. La ‘leyenda negra’ que acompaña la vida en el campo (trabajo duro, falta de infraestructuras, de oportunidades, de empleo…) parece todavía vigente y ‘espanta’ a los jóvenes, tal vez seducidos por los cantos de sirena que llegan de la ciudad, donde, aparentemente, la vida es más sencilla.
Y es que, vivir en el pueblo parece haberse convertido en una carrera de obstáculos que empieza cuando acaba la oferta formativa. Las pésimas comunicaciones (hablamos de transporte público) complican que un joven, tras terminar Bachillerato, pueda proseguir con sus estudios en la ciudad lo que ‘obliga’ a alejarse del pueblo, un ejercicio que recomendaban todos los contertulios, pero que significa el primer corte a las raíces.
La oferta laboral también ayuda. Finalizados los estudios, encontrar trabajo ‘de lo tuyo’ se vuelve complicado, más aún cuando el ánimo por emprender es tan bajo. Este sería otro de los puntos flacos: emplearse en un pueblo pasa casi siempre por emprender y, en términos generales, se tira la toalla antes de empezar. Abrirse hueco y autoemplearse es complicado en cualquier sector, especialmente en agricultura y ganadería, y más especialmente para los que empiezan de cero. Las políticas agrarias, por tanto, no están diseñadas para fijar población. La falta de ayudas directas, reales y generosas, para los que quieren ‘montar algo’ en el medio rural brillan por su ausencia. La carga administrativa, el papeleo, es, además, igual o superior que en la ciudad.
![[Img #18998]](http://sahagundigital.com/upload/images/02_2019/4477_cafe2.jpg)
A pesar de todos los palos en las ruedas, ser reivindicativos tampoco es el fuerte de la comarca: de marcado carácter pasivo, individualista y con pocas ganas de abrirse. Prueba de ello: la ausencia de cooperativas, asociaciones de productores, de ganaderos… “no hay sentimiento de comunidad”, se dijo.
Si es reversible el fenómeno de la despoblación rural sigue siendo una incógnita, al menos, para los participantes de la tertulia, que no ven en la creación de empleo un salvavidas de garantía. En este sentido, se puso el ejemplo del centro penitenciario de Mansilla de las Mulas, con unos 450 puestos de trabajo directos que no han conseguido sumar empadronados para esa localidad; Mansilla sigue perdiendo población cada año según el INE. “El ejemplo también está en Sahagún. Aquí trabajan entre el instituto, el colegio, los bancos, juzgados, servicios de la Junta de Castilla y León, Diputación (recaudación y CEAS), Adescas… sobre 300 personas. De éstas, el 90 por ciento no residen en la comarca”.
![[Img #18997]](http://sahagundigital.com/upload/images/02_2019/5270_cafe1.jpg)
A hilo de esta realidad, otra que también tiene que ver con fijar población: la vivienda. El precio del alquiler es alto en el medio rural, la oferta es pequeña y con una buena comunicación con la capital, como es el caso de Sahagún, la gente opta por no quedarse. Pasa también con los locales comerciales, con las fincas de cultivo… el precio está disparado aunque no exista una demanda real.
Mantener población parece que también pasa por rediseñar el mapa comarcal; repartir servicios y que éstos sean de calidad y estén acompañados de un acceso. “A mi no me importa que Bercianos tenga una piscina cubierta y Sahagún no, pero que tenga un autobús que me acerque. No puede haber de todo en todos los pueblos”, se dijo. “Toca hablar de planificación estratégica de desarrollo. Lo importante es pensar en plazos largos planificados y no trabajar a golpes de ocurrencia”, como hasta ahora.
Por último, un tirón de orejas: “nos vendemos fatal. Aquí hay recursos para mantener al doble de población, pero nunca hemos conseguido proyectar una buena imagen de los pueblos”.
![[Img #18999]](http://sahagundigital.com/upload/images/02_2019/9826_cafe3.jpg)
Pueblos más conectados y más sentimiento de comarca. Valorar más la cultura y el patrimonio que ofrece la tierra, crear espacios de vida agradables. Ayudas al autoempleo, recuperar la economía solidaria y no tener miedo a la hora de participar en la política local fueron otros de los factores que, a juicio de los participantes en la tertulia, contribuirían a frenar la despoblación. A estos, sumar los ‘grandes monstruos’: carencias en los servicios sanitarios, de transporte, de educacción, comunicaciones, infraestructuras, servicios sociales…
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