Del Viernes, 22 de Agosto de 2025 al Martes, 23 de Septiembre de 2025

Día Internacional de la Mujer
A nuestras grandes mujeres
Por Goyi Pascual
![[Img #19054]](http://sahagundigital.com/upload/images/03_2019/7316_lup2.jpg)
La tarde está triste, desapacible; el cielo por fin responde a la llamada de la tierra: llueve.
Yo me dispongo a preparar una clase en la que debo incluir una dedicatoria a alguna mujer que haya destacado en un ámbito concreto y, por deferencia profesional, decido situar mi búsqueda en el ámbito de la educación.
En este grato proceso de análisis y lectura me empieza a seducir una segunda idea: ¿por qué no dedicar esta parte de mi clase a aquellas mujeres de mi infancia, de nuestra comarca?, ¿por qué no brindárselo a nuestras madres, abuelas… a esas que vivieron una vida dedicada ‘sencillamente’ a trabajar?
Trabajar. ¡Qué amplio sentido comporta!: cuidado de los hijos, labor dentro de casa, fuera… Tiempos duros para el mundo agrícola que demandaba grandes esfuerzos en cada época del año: en septiembre la vendimia, en abril-mayo la entresaca de remolacha, a finales de agosto la recogida del lúpulo… todo ello acompañado, en muchos casos, de la necesidad de acarrear cántaros de agua para realizar las labores del día a día. ¡Sólo pensarlo produce fatiga!
Pero debemos, en un acto de agradecimiento, trasladarnos mentalmente a otro tiempo, para entender esa realidad descrita con todo detalle por sus protagonistas. Tareas que, obviamente, ayudaban a la maltrecha economía familiar.
Estas mujeres que poblaron nuestros pueblos llenaron de sonrisas, refranes e historias nuestras vidas, nos enseñaron el valor del esfuerzo, nos regalaron su decisión de ‘dar’ sin pensar lo que se va a recibir con el paso del tiempo.
![[Img #19053]](http://sahagundigital.com/upload/images/03_2019/9679_lup1.jpg)
Mi madre, fallecida recientemente, formó parte de este grupo de mujeres que ‘lo dieron todo’, que trabajaron y vivieron en el medio rural, que lo comprendieron y respetaron.
Todas ellas en general y mi madre en mi corazón nos han dejado un gran legado: la necesidad de recordar constantemente su contribución a nuestro bienestar actual.
Que el tiempo no borre su labor y que su huella perviva en nuestro recuerdo con la claridad del primer día. Que entre todas retengamos en nuestra retina para siempre su imagen.
Dedicada a mi madre y a todas las mujeres que nunca aparecerán en los libros de historia
La tarde está triste, desapacible; el cielo por fin responde a la llamada de la tierra: llueve.
Yo me dispongo a preparar una clase en la que debo incluir una dedicatoria a alguna mujer que haya destacado en un ámbito concreto y, por deferencia profesional, decido situar mi búsqueda en el ámbito de la educación.
En este grato proceso de análisis y lectura me empieza a seducir una segunda idea: ¿por qué no dedicar esta parte de mi clase a aquellas mujeres de mi infancia, de nuestra comarca?, ¿por qué no brindárselo a nuestras madres, abuelas… a esas que vivieron una vida dedicada ‘sencillamente’ a trabajar?
Trabajar. ¡Qué amplio sentido comporta!: cuidado de los hijos, labor dentro de casa, fuera… Tiempos duros para el mundo agrícola que demandaba grandes esfuerzos en cada época del año: en septiembre la vendimia, en abril-mayo la entresaca de remolacha, a finales de agosto la recogida del lúpulo… todo ello acompañado, en muchos casos, de la necesidad de acarrear cántaros de agua para realizar las labores del día a día. ¡Sólo pensarlo produce fatiga!
Pero debemos, en un acto de agradecimiento, trasladarnos mentalmente a otro tiempo, para entender esa realidad descrita con todo detalle por sus protagonistas. Tareas que, obviamente, ayudaban a la maltrecha economía familiar.
Estas mujeres que poblaron nuestros pueblos llenaron de sonrisas, refranes e historias nuestras vidas, nos enseñaron el valor del esfuerzo, nos regalaron su decisión de ‘dar’ sin pensar lo que se va a recibir con el paso del tiempo.
Mi madre, fallecida recientemente, formó parte de este grupo de mujeres que ‘lo dieron todo’, que trabajaron y vivieron en el medio rural, que lo comprendieron y respetaron.
Todas ellas en general y mi madre en mi corazón nos han dejado un gran legado: la necesidad de recordar constantemente su contribución a nuestro bienestar actual.
Que el tiempo no borre su labor y que su huella perviva en nuestro recuerdo con la claridad del primer día. Que entre todas retengamos en nuestra retina para siempre su imagen.
Dedicada a mi madre y a todas las mujeres que nunca aparecerán en los libros de historia
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