Día Jueves, 30 de Octubre de 2025
Sahagún Digital
Las Edades del Hombre 2020
Las Edades de Sahagún (I). Sahagún en la historia
Sahagún quiere ser la próxima sede de Las Edades del Hombre. Quiere y puede. Puede y se lo merece. Se lo merece y estará a la altura del evento expositivo de arte sacro más importante del país gracias a la historia en la que hunde sus raíces, la arquitectura que enmarca su presente, los personajes que pisaron su tierra y los caminos que llegan a ella.
A través de una serie de capítulos semanales, Sahagún Digital irá dibujando los atractivos de la villa del Cea que la harán embajadora de una muestra que, sin duda, sumará otro capítulo a la historia del pueblo.
Y es, precisamente, con un poco de historia, como ‘abriremos boca’ y nos sumergiremos en ‘Las Edades de Sahagún’, en esta ocasión, de la mano del profesor Javier Rivera Blanco, catedrático de Historia de la Arquitectura y Restauración y una de las personas que ha participado en la elaboración del proyecto de apoyo a la candidatura de Sahagún como sede de Las Edades del Hombre ante la fundación que organiza la muestra.
Sahagún en la historia
Previamente a su fundación medieval, en el entorno de la Sahagún se situaba una mansio romana llamada Camala, en la Vía Trajana que unía la Legio VII con Italia. Esta mansio era una parada oficial en dicha calzada romana, que servía de punto de descanso para oficiales y hombres del gobierno y de negocios a lo largo de sus viajes por el Imperio.
Sin embargo, la fundación de la abadía y de la villa que surgió posteriormente en torno a ella tiene su origen en el martirio que sufrieron los hermanos Facundo y Primitivo en las inmediaciones del río Cea, donde ambos vivían. Mientras que el lugar del martirio parece estar claro en las fuentes, no ocurre lo mismo a la hora de fijar una fecha para el mismo. El Breviario Antiguo de Sahagún fija los hechos durante la persecución de Marco Aurelio entre los años 161 a 180. Por otro lado, un antiguo pergamino del siglo XI –conservado durante mucho tiempo en el arca que guardaba las reliquias de los hermanos- el martirio tuvo lugar en el año 222, durante el mandato de los emperadores Marco y Antonio, siendo cónsules Ático y Pretextato. Con el tiempo, se construyó una pequeña capilla que cobijaba los restos de los santos.
Más tarde, sobre esta capilla construyeron los visigodos el monasterio visigótico de DomnosSanctos, que fue destruido por los árabes hacia el año 714, posteriormente reconstruido por Alfonso I. Hacia el año 791 fue nuevamente destruido por tropas de Hixam I, y finalmente, según la mayoría de fuentes como la Crónica del Silense fue el rey Alfonso III el Magno quien compra la iglesia parroquial y lleva a cabo nuevas remodelaciones en torno al 872.
Alfonso III entregará la iglesia al abad Adefonso y sus monjes, provenientes de Córdoba, en torno a la cual comienza a desarrollarse el monasterio y la comunidad Benedictina.
Además de su fundación, Alfonso III concedió al monasterio una importantísima donación. Dicha donación estaba compuesta por el monasterio de San Félix de Cea (en la actualidad Sahelices del Río) y un amplio coto de unos 118 kilómetros cuadrados que abarcaba localidades que fueron conformando lo que hoy es la comarca de Sahagún: Trianos, Grajal, la zona del valle del Valderaduey, Villamol y Villa Zacarías o Calzada entre otras. La evolución del monasterio siguió imparable gracias a las atenciones de los siguientes reyes, como Alfonso IV y Fernando I, sin embargo, el florecimiento definitivo va a producirse gracias al monarca Alfonso VI.
A partir del siglo X, la abadía comienza a vivir su época dorada. Sus dominios crecen a gran velocidad, gracias no solo a las compras del monasterio, sino sobre todo a las donaciones regias, de nobles y de religiosos. En el año 1079 y tras la muerte de la reina Inés, Alfonso VI contrae de nuevo matrimonio con Constanza de Borgoña. Esta nueva unión va a despertar en el rey el interés por Cluny. El rey venía siendo advertido sobre sustituir el rito mozárabe por el romano. De esta manera, y gracias a la relación entre el papa Gregorio VII y el abad de Cluny, Hugo de Semur, Bernardo de Séridac tomó posesión como abad del monasterio de Sahagún. Este nombramiento supone la reforma cluniacense, reforma que va a alterar no solo a la comunidad monástica, sino también el conjunto arquitectónico.
Años más tarde, tras la conquista de Toledo por Alfonso VI, este acudirá a DomnosSanctos para agradecer su victoria a Dios, momento que será aprovechado el abad para solicitar al monarca la formación de una villa en torno al monasterio, hecho que sucederá en el año 1085 y que se verá potenciado por la concesión de los Fueros o Carta-Puebla de Sahagún.
El fuero de 1085 concedía a los pobladores de la villa una serie de leyes, privilegios y exenciones. Como consecuencia de ello, los siervos se acogieron a estos fueros y se convirtieron en el germen de la futura burguesía, burguesía que más tarde iba a protagonizar revueltas decisivas para la villa. Poco a poco la población de Sahagún iba en aumento, formando una comunidad muy heterogénea formada por mercaderes extranjeros, burgueses y gente de muy diversas culturas y razas, desde mudéjares a judíos. Esta variedad quedará reflejada en parte de la arquitectura de la villa. La formación de la villa, por otra parte, va a condicionar completamente la forma de las ampliaciones posteriores del monasterio y su desarrollo urbano. Dicho plano urbano quedó condicionado por los accidentes geográficos –río Cea, Alto de la Peregrina y desniveles del Páramo, vías de comunicación –Camino Francés y Carrera Ceana- y puentes –sobre los ríos Cea y Valderaduey-, que le dan a la villa su característica zona triangular.
En el siglo XII y desaparecido Alfonso VI, lejos de decaer, el monasterio vivirá su máximo esplendor. A pesar de las revueltas burguesas que se sucedieron durante este siglo, tuvieron también lugar hechos importantes para Sahagún.
Las Crónicas Anónimas relatan el momento en que los burgueses solicitan al abad don Diego la construcción de una muralla en torno a la villa, petición que les fue concedida. Las murallas eran de hormigón y tierra y median de dos a tres metros de espesor por unos siete y medio de altura y contaban con tres grandes portones y cuatro portillos. Se levantaron también elementos de defensa, en concreto tres torreones de ladrillo de unos quince metros de altitud. En la actualidad no queda constancia de estas murallas.
Otro hito importante de esta época fue la elección de Sahagún por dos veces como ceca para acuñar moneda. A estos dos importantes hechos, podemos sumarles al auge de los mercados y ferias de San Facundo, la creación de una escuela de juglares así como la construcción de una hospedería, todo lo cual convirtió a Sahagún en un importante centro cultural, y sobre todo en un punto imprescindible del Camino de Santiago, algo que ha continuado inalterable hasta nuestro días. Como consecuencia de todo ello, Sahagún se convirtió en un burgo densamente poblado, incluso más que algunas ciudades, que aparece destacada incluso en el Codex Calixtinus.
Durante estos siglos XI y XII se construyeron algunos de los más destacados monumentos que hoy podemos observar en Sahagún: las iglesias de San Tirso y San Lorenzo.
Y fue aquí, en la abadía de Sahagún, donde el infante don Alfonso se coronó rey de Castilla en 1296. A principios de 1313 se unen las cortes del Reino para establecer la tutoría del infante Alfonso XI, y este mismo año fallece su madre doña Constanza en la villa. La guerra civil castellana traerá a Pedro I el Cruel, que aquí encontró el amor de doña María de Padilla y el apoyo fiel de los ballesteros de Sahagún.
La relativa calma vivida en las primeras décadas del siglo XIV; el prestigio ganado con los nuevos enterramientos reales, al traslado de nobles a la villa, y la mejora económica permitirá en 1347 el establecimiento de los Estudios Generales, la universidad sahagunense, que Clemente VI concede. Impartirá enseñanzas de teología, derecho canónico y artes liberales, llegando a codearse con las universidades de Salamanca y Alcalá.
En los siglos siguientes comenzó la progresiva decadencia de la villa, fruto de diversos acontecimientos que incidieron negativamente en el desarrollo de la misma. Por un lado, el monasterio llegó a sufrir hasta seis incendios a lo largo de los siglos (1237, 1590, 1692, 1769, 1810 y 1835), lo cual hizo que tuviera que ser restaurado en numerosas ocasiones.
La decadencia de Sahagún, se acrecentará en 1492 con la expulsión de los judíos y la consiguiente desaparición de la sinagoga, la anexión a la Congregación de Valladolid de San Benito en 1494, la supresión dos años más tarde por Alejandro VI del título abacial, y el traslado en 1615 de la Universidad a Irache (Navarra).
A pesar de estas circunstancias negativas, la pérdida de parte de los dominios y rentas, el siglo XVII constituye uno de los períodos de mayor esplendor en la historia arquitectónica del monasterio leonés.
En 1808 estalla la Guerra de la Independencia entre España y Francia, conflicto que tendrá también un nefasto impacto sobre la villa da Sahagún. Es bien conocida la Batalla de Sahagún, acaecida el 21 de diciembre de 1808, en la que el ejército inglés derrota a dos batallones franceses acampados en las inmediaciones de la localidad. Esta y otras incursiones bélicas causaron importantes destrucciones en el monasterio y la villa. Más tarde, el monasterio sufrió un nuevo incendio a manos de los liberales en 1835. Toda esta destrucción trató de ser subsanada con un nuevo plan de remodelación ejecutado por el arquitecto de la Congregación benedictina de Valladolid, el padre Miguel Echano. Sin embargo, la entrada en vigor del Decreto de Desamortización, impidió su finalización y condenó al monasterio de Sahagún a un completo deterioro y abandono por parte del Estado.
Las leyes desamortizadoras llevadas a cabo en España a finales del siglo XVIII, especialmente la de Mendizábal en 1836, tenían como fin reducir la deuda pública e instaurar la propiedad libre e individual. Pretendían potenciar la riqueza nacional y hacer surgir una nueva clase de propietarios y burgueses. Consistió en poner en el mercado, previa expropiación forzosa y mediante una subasta pública, las tierras y bienes que hasta entonces no se podían enajenar, en poder de las llamadas “manos muertas”, es decir, la Iglesia Católica o las órdenes religiosas que los habían acumulado. También conllevó la supresión de las órdenes religiosas. A causa de ello, las grandes haciendas y posesiones que poseía el abadengo de Sahagún, pasaron a ser propiedad de otros dueños; de aquella burguesía que anteriormente se había revelado. La mayor parte de aquellos bienes pasaron a manos de terratenientes civiles, puesto que el campesinado no podía permitirse dicha subasta, por lo que la situación para ellos continuó siendo similar, pero bajo el mandato de un señor y no de un abad.
Como no podía ser de otra manera, estas actuaciones tuvieron un efecto devastador sobre el patrimonio arquitectónico, a pesar de las medidas que intentaron tomarse para protegerlo. La falta entonces de una comisión provincial de monumentos, dio lugar a una mala venta de estos bienes y al expolio o destrucción de los mismos. El patrimonio de la villa en su mayoría fue declarado Monumento Histórico artístico en el año 1931.
(*) Toda la información que publicaremos durante las próximas semanas en este espacio está extraída del proyecto que el Ayuntamiento de Sahagún remitió en su día a la Fundación de las Edades del Hombre acompañando la candidatura de la villa como sede de la exposición que, previsiblemente, acogerá la localidad leonesa en 2020 o 2021.
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