Concha Carriedo Concha Carriedo 10
Sábado, 13 de Abril de 2013
En memoria de José Luis Sampedro

La sonrisa honesta

[Img #3092]De la desolación a la consolación. Ahí me siento instalada estos días tras la pena que me invadió al saber que el río claro y transparente de su vida, por fin, había llegado al sereno mar de la inmensidad y la grandeza.
Suele decirse, con optimismo vulgar, que ninguna persona es imprescindible, que quien desaparece halla, al poco, la sustitución y el olvido. No es verdad. La pérdida de una persona valiosa y honesta siempre es una tragedia. Tal argumento me parece salido de la boca de un mediocre, receloso siempre de la bondad y valía del corazón y la inteligencia ajenos, consciente, además, de que la memoria será implacable con él.
Es imperdonable que ciertos diarios y medios de comunicación hayan pasado de puntillas (no así las redes) sobre la noticia de su muerte, que deja huérfanos a muchas personas libres que saben que ya no habrá nuevas reflexiones de este estoico enorme de honestidad insultante para la medianía. Me siento huérfana. Estoy desolada, sí. Pero también es cierto, recordando los bellos versos de Jorge Manrique, que “aunque la vida murió, nos dejó harto consuelo su memoria”. Se puede vencer a la parca. Pervivir en la memoria de los otros por quién se ha sido y cómo se ha vivido es entrar en los dominios de la inmortalidad y un privilegio reservado solo para los grandes.
Y este grande, este joven anciano fue un luchador infatigable de sonrisa honesta, que creyó, por encima de todo en la Vida, en el ser humano y la capacidad de este para desterrar, desde la libertad de pensamiento, la estupidez, el egoísmo y el miedo tan atenazante y manipulador del que tantas veces nos advirtió, y, por ende,  ganar, más acá del sueño, la justicia y la dignidad de “los de abajo”, los suyos por elección propia, porque, como dijo en una de sus últimas entrevistas, pudiendo aprovecharse del poder, pudiendo obtener privilegios, optó por caminar con la mayoría explotada, engañada y desasistida. Esa mayoría doliente que conforma la sociedad enferma, herida de muerte, en la que están encarcelando nuestro bienestar (tan duramente conquistado), nuestro futuro, nuestros sueños. 
“Para mí el referente es la vida. Hemos recibido una vida y vamos a vivirla hasta el final. Pero para eso necesitamos la libertad, para que esa vida sea la nuestra y no la que nos mandan tener”. Este es José Luis Sampedro, el que hablaba de la verdad y creía en todo lo que tuviera pálpito, el que, sabiendo ya de la proximidad del mar, en sus últimos años, años de despropósitos, de mentiras, de abusos y atrocidades de guante blanco, se alineó con la esperanza y el derecho legítimo a la rebeldía, representados en los jóvenes del 15M. Y les dio su voz y su aliento sabios.
Mañana les diré a mis alumnos que murió un economista humanista que dijo que “poner el dinero como bien supremo nos conduce a la catástrofe”, les diré que inició su viaje definitivo un delicioso novelista, un constructor de ficciones para la salvación de la realidad de cada día, un soñador generoso capaz de hacer volar a las palabras para ayudarnos a levantar los ojos del suelo y mirar alto en busca de horizontes interminables, infinitos. Pero sobre todo les diré que murió un hombre bueno y que cualquier otra habilidad carece de valor si no somos vertical y horizontalmente “buenos”.
La vida en la que tanto creyó está de luto y, a la vez, se celebra a sí misma en estos días tristes. Sí, insisto. Se fue un hombre bueno en el más noble sentido machadiano. Le agradezco sus libros. Le agradezco su compromiso inquebrantable con el ser humano más desfavorecido. Desde la sabiduría de sus años, le agradezco y me reconcilia con la vida su joven indignación, su palabra limpia, honesta, verdadera, cargadita de razón. Le agradezco su inteligencia libre y la bondad de su corazón, su transitar sencillo y su desdén por todo lo que oliera a podrido poder. Le agradezco su vida. Por ella yo tengo la oportunidad de ser mejor persona, tengo la oportunidad de soñar y discernir, que en los tiempos que corren no es poco.
Se sabe: Los dioses de la buena memoria te agasajarán siempre, José Luis Sampedro.

Concha Carriedo es docente en el Instituto de Educación Secundaria (IES) de Sahagún

Comentarios (10)
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  • Bea Vieites

    Bea Vieites | Jueves, 18 de Abril de 2013 a las 18:52:51 horas

    En verdad, José Luís Sampedro era la sonrisa honesta, la esencia del hombre humilde, que gozó de un espíritu libre para denunciar los males que aquejan a este mundo con claridad y sin miedos. En una sociedad en la que vemos reptar hasta el poder a serpientes venenosas todos los días, Sampedro era el aliento, la esperanza de que todavía la bondad y honestidad se alberga en mujeres y hombres de bien. Te doy mi más sincera enhorabuena por las hermosas palabras que le dedicas al maestro, pero también quiero dedicártela a ti, por tu profunda humanidad, por tu palabra siempre limpia y precisa, y por la pasión que pones en todo lo que emprendes. Gracias Concha.

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  • Teresa Carriedo

    Teresa Carriedo | Miércoles, 17 de Abril de 2013 a las 10:55:57 horas

    Suscribo todas y cada una de tus palabres, prima. Creo que has plasmado, de una forma bellísisma, el sentir de muchos que carecemos de esa fluidez verbal que te acompaña. Tú también eres una mujer sabia.
    José Luis Sampedro deja una gran estela.
    Un beso

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  • Enrique Onis

    Enrique Onis | Lunes, 15 de Abril de 2013 a las 16:27:54 horas

    Todo es muy facil de leer cuando se escribe con el corazon plenamente de acuerdo, creo que en un futuro sera punto de referencia para muchos jovenes que no supieron de el y de sus pensamientos...el retrato muy bonito tambien..felicidades por el articulo

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  • Mª Jose

    Mª Jose | Domingo, 14 de Abril de 2013 a las 22:11:18 horas

    Ún homenaje sencillo y absolutamente lleno de emoción sincera. Con él nos recuerdas que aún queda mucho camino por recorrer, pero también que aún queda fuerza y esperanza. Y por eso, mañana, como tú misma dices, continuarás con esa tarea. Un abrazo

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  • Concha

    Concha | Domingo, 14 de Abril de 2013 a las 18:31:25 horas

    Felicito al jovencísimo artista de Cea, Alfredo Álvarez, por el bello retrato que acompaña a este artículo. Muchas gracias, Alfredo. Te auguro un futuro prometedor y que los hados te acompañen.
    Y muchas gracias por vuestros comentarios, Javier, Quico, Goyi y Yona. Os mando un saludo entrañable

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  • Yona

    Yona | Domingo, 14 de Abril de 2013 a las 09:11:09 horas

    Gracias por expresar tan bien lo que tantos sentimos.

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  • GOYI

    GOYI | Sábado, 13 de Abril de 2013 a las 22:39:09 horas

    Muy bien Concha, ¡cómo me ha gustado ese párrafo en el escribes que pidiendo servirse del poder no lo hizo!. ¡Qué difícil mantener en los tiempos que corren una inteligencia libre!, él lo consiguió. La lectura del artículo me hace pensar sobre la complicada tarea que tenemos los docentes actualmente, pues los valores honestos son eclipsados por la prepotencia de los arribistas, oportunistas y trepas. ¡Qué pérdida de valores para las nuevas generaciones!. ¡Qué nuestra memoria no se olvide de personas así!

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  • Quico

    Quico | Sábado, 13 de Abril de 2013 a las 20:58:52 horas

    Excelente artículo que pone palabras a un sentimiento colectivo.

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  • Quico

    Quico | Sábado, 13 de Abril de 2013 a las 20:58:52 horas

    Excelente artículo que pone palabras a un sentimiento colectivo.

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  • Javier Robles

    Javier Robles | Sábado, 13 de Abril de 2013 a las 20:35:44 horas

    No se si a EL le hubiese gustado tanto alago, pero enhorabuena por tu articulo, yo tambien senti tristeza al enterarme de su muerte.
    Que puedas transmitir a tus alumnos la "fuerza" de ese gran hombre.
    Felicidades por tu bonito gesto.
    Un saludo.

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