Tradición y un punto de nostalgia para iluminar unas navidades atípicas

 

“Allá cuando niños, mi madre, llegadas estas fiestas, ponía un pequeño nacimiento de figuras de barro y plástico que apenas ocupaba un trozo de mesa de la salita de estar; nada en comparación con el Nacimiento de la iglesia parroquial, con figuras grandes, escultóricas, con su Misterio en el Portal, con pastores y sus ovejas, la Anunciación y los Magos de Oriente con sus camellos, sus pajes…” 

 

 

 

Los ojos de Pedro Luna se iluminan cuando hace memoria y visualiza el nacimiento que, de niño, montaba su madre: pequeño, sencillo, poco que ver con la instalación que estos días da la bienvenida a los clientes de la Librería Luna, totalmente contagiada ya del espíritu navideño y con un protagonista indiscutible: su flamante nacimiento móvil. 

 

 

 

Llegar hasta ahí ha tenido su proceso: “Montar el nacimiento familiar dio paso a una afición que, a partir de 1978, cuando la vida nos dio la oportunidad de hacer una familia, continuamos con la tradición del Belén. La oportunidad que nos brindaba tener una tienda donde se vendían estas figuras y complementos nos permitió ir acopiando paulatinamente, primero, los grupos principales y después el resto de figuras y los demás accesorios”, recuerdan en Librería Luna. 

 

 

 

La ‘Belenmanía’ se apoderó de la familia y, con tiempo y paciencia, fueron aumentando el tamaño del nacimiento con casas, portales, mercado, fuentes, río… y todos los grupos de habitantes que conforman hoy el conjunto.

 

“El que hasta ahora se disfrutaba en nuestra casa, este año hemos querido ponerle a disposición de nuestros vecinos y visitantes con el simple propósito que sea un punto de encuentro, toda una sorpresa para los niños y un ejercicio de memoria para los mayores, volviendo a su infancia. Si así fuera ha valido la pena nuestro trabajo y además aprovechamos la oportunidad para desearos a todos unas felices navidades”.