“Prevención, sí... pero también cordura"

 

Se llama Rocío de Prado, es de Sahagún, y trabaja como enfermera en el Hospital Monte San Isidro de León. A través de sus ojos queremos mostrar la realidad cotidiana de una parte del personal técnico que, estos días, se está dejando la piel en la crisis del COVID-19, un colectivo, el sanitario, que no se cansa de repetir una recomendación clara que, por desgracia, parece no estar calando lo suficiente en la comunidad: “Quédate en casa”.

 

DÍA DOS… 

A ver cómo lo digo… Aquí vamos aprendiendo cosas día a día. Y vuelvo a hacer un llamamiento que podéis compartir.

 

Que en estos momentos se tenga ingresado a un familiar o a una amiga con coronavirus, con la cadera rota, en Medicina Interna o donde esté, no quiere decir que podamos olvidarnos de ellos. 

 

Hay que quedarse en casa, sí. Pero una persona puede venir hasta el hospital y traer a la puerta las cosas del enfermo y se las haremos llegar (que al súper, a pasear al perro y a tomar el aire bien que se sale).

 

Los pacientes que llegan con coronavirus, además de gran ansiedad y el aislamiento al que tienen que estar sometidos, están sin nada de nada. Me refiero al audífono, gafas, unas zapatillas, el teléfono móvil, un periódico, un cuaderno de crucigramas, un libro… lo que su familia estime necesario. Es que, se da la circunstancia de gente sin peine o un simple cepillo de dientes, que nadie les trae, porque piensan erróneamente que no se pueden ni acercar al hospital. Y en mi planta porque tienen tele gratis… pero no tienen mucho más para pasar el aislamiento. ¡Por favor!, un poco de sensibilidad hacia estos pacientes, que el miedo está superando la cordura. 

 

El personal sanitario llamará a las familias y dirá las necesidades del paciente, las básicas, pero no estaría de más unas palabras de ánimo, un dibujo de los nietos… algo que humanice un poco su estancia hospitalaria.