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Lunes, 27 de Abril de 2020
Un paseo diario de una hora

"Creo que no deberían aplicarse las mismas restricciones a un pueblo con 10 niños que a una ciudad donde vive un millón"

Visitar en la distancia a la familia y sacar la bici, las actividades ‘estrella’

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Después de 43 días de estricto confinamiento, los más pequeños de la casa saltaron este domingo a la calle para disfrutar del primero de los paseos que podrán dar, ahora diariamente, para desconectar, estirar las piernas, jugar, tomar el aire, el sol… Algunos eufóricos, “como el día de Reyes” y otros más contenidos, la muchachada saboreó a medio gas este ‘permiso’ que, por ahora, no incluye lo que más desean: jugar en compañía de sus amigos.
 
Un pequeño sondeo realizado entre familias con menores residentes en la comarca aprueba con nota esta relajación del confinamiento, una medida voluntaria que, sin embargo, hay familias que prefieren no aplicar por ahora. 
 
“Yo no saqué a mis hijos. No lo veo conveniente y me parece precipitado. Además, cuando dije a mi hija que podía salir, pero no jugar con sus primas ni sus amigas me dijo que se quedaba en casa. En todo caso, nosotros tenemos la suerte de contar con una parcela donde pueden jugar al aire libre”, comparten desde El Burgo Ranero. 
 
“A mi hija lo de la mascarilla… como que no. Decía que no podía respirar, que era una lata no poder acercarse a otros amigos… salimos con todas las precauciones y lo cierto es que no nos encontramos con nadie. Particularmente no me fio demasiado. Saldremos cuando la niña tenga necesidad, por lo demás, en casa haciendo deberes, ejercicio, jugando…”, hablan desde Sahagún. 
 
“Los míos no quisieron salir. Los niños se amoldan de forma increíble a cualquier situación y creo que somos los adultos los que queremos que ellos quieran salir a la calle”, añaden otra familia, también de Sahagún. "Esta relajación del confinamiento tendrá consecuencias. Hemos salido, sí. Pero hemos visto más adultos que menores por la calle, incluso grupos. Y estoy hablando de un pueblo, no de Madrid. Espero que este paso hacia delante no signifique dos hacia atrás”, aprecian desde el corredor del Valderaduey.  
 
En todo caso, la mayoría de las familias consultadas aseguran que esa primera toma de contacto con la calle, tras seis semanas de ‘encierro’, se vivió con mucha intensidad e ilusión.
 
“Después de tantos días ha sido una pasada. Estaban muy emocionados y salimos con todo el equipo: patines, moto… pero únicamente por el barrio. El pequeño todavía no entiende que no puede jugar con otros niños y lo cierto es que tuvimos suerte de no encontrarnos con nadie por la calle. Justo cuando volvíamos a casa sí vimos a otra niña, y echó a correr emocionado. Sinceramente, yo no quería más que volver a casa, pero nos vino genial”. “Nosotros salimos. Primero a saludar a los abuelos, ellos desde el balcón; después a comprar chuches, a dar ‘abrazos mágicos’ a los amigos (saludar en la distancia), fuimos a dar de comer a los animales… nos cundió mucho la primera hora. Ellos están bastante mentalizados y explicándoles bien las cosas las entienden y se comportan. Por cierto, mi hija encantada con su mascarilla…”, explican dos madres residentes en Sahagún. 
 
Aunque en el medio rural es relativamente sencillo evitar el contacto con otras personas, las familias consultadas instan a cumplir las normas para seguir dando pasos en positivo. “Salimos a la calle, dimos un paseo hasta el río y para casa. Me parece estupendo poder salir una hora, pero siempre que se cumplan las normas y siendo los padres responsables de lo que se pueda hacer. ¡Imagínate, después de 43 días metidas en casa! Súper contentas”, comparten desde el municipio de Cea. 
 
“Nosotros vivimos en un piso sin balcón y me parece genial poder salir una hora; nos da la vida. Ayer nuestro hijo estaba emocionado: cogió la bici, se puso el casco, la mascarilla… y tan feliz. Preparó su mochila para la salida con el almuerzo, pañuelos, el gel desinfectante… y como un loco estuvo con su padre la hora que se podía. Espero que la gente tenga un poco de sensatez y cumpla las normas para que podamos seguir haciendo estas salidas”, explica una familia residente en Sahagún. 
 
Reencontrarse con la familia es uno de los principales anhelos de la mayoría de la población y recuperar el contacto, aunque sea visual, uno de los objetivos de esa primera salida.  “Salimos a dar una vuelta, sobre todo para ver a los abuelos y tíos por las ventanas. Después de tantas semanas ya había ganas por parte de todos. Una vuelta al pueblo, un poco por un camino y otra vez para casa… Lo de limitar el tiempo a una hora me parece un poco estricto a nivel pueblo porque no van a tener el mismo contacto que en una ciudad, pero bueno, si es una hora será una hora y toca respetar. Ellos eufóricos como el día de Reyes”, cuentan desde Villamuñío. 
 
“Salimos, sí. Teniendo en cuenta este ‘gran encierro’ creo que una hora es suficiente si se aprovecha bien. La reacción de mi hijo no fue muy efusiva, la verdad. Vivimos en un pueblo, en una casa con patio… Me costó hasta sacar al niño de casa. Dimos un paseo por el pueblo, por un camino, nos sentamos a tomar el sol… Nos encontramos con alguna vecina y charlamos, manteniendo la distancia, y eso también prestó. Pero su gran ilusión era ir al parque de los juegos, estar con otros niños”, comparten desde Calzada del Coto.  
 
“Salimos… cómo no. Fuimos hasta el arroyo del pueblo a ‘pescar’, a estirar las piernas… pero lo que desean de verdad es reencontrase con sus amigos y jugar juntos, por lo que dar paseos tampoco es la actividad más emocionante que les puedes plantear. También pasamos por algunas casas de gente mayor a saludar. Esto lo voy a precisar bien: yo llamaba al timbre (habla una mujer adulta) y, desde la puerta, o desde la ventana, respetando siempre la distancia, dábamos las buenas tardes a algunas personas que viven solas. Pasamos por tres casas y en las tres nos dijeron los mismo: qué alegría ver niños, volved pronto”, cuentan desde Villamoratiel de las Matas.
 
“Primero fuimos a ver a la familia de balcón en balcón, luego fuimos por los caminos y, en una calle donde viven algunos matrimonios de mayores, salieron a las ventanas, nos tiraron besos, nos aplaudían… ver niños en la calle, aunque sea a través de una ventana, hace más feliz a la gente mayor que a nuestra propia prole”, comparten desde Sahagún. 
 
“Fue una mañana de ilusiones, cualquiera diría que era seis de enero. El simple hecho de poder salir a recoger amapolas y unos caracoles fue motivo de emoción y alegría. Pronto notamos la falta de ejercicio y empezamos a estar cansados, pero nos ha costado mucho poder salir, así que aguantamos como campeones toda la hora. A la vuelta, cuando entramos en casa, fue una sensación de alivio y un poco de miedo. Preguntaban: Mamá… ¿habría coronavirus en el campo? Con lo bonito que está todo verde, flores, setas”, relatan desde Bercianos del Real Camino. 
 
“Salimos a dar un paseo por la mañana, pero de 40 minutos porque la climatología no nos permitió disfrutar a tope de la calle, pero como pasa gran parte del invierno. Paseamos, sacamos bicis… como no podemos ir a zonas más comunales… Respecto al tiempo, me parece poco una hora. Pero es como todo… un nuevo ejemplo de la injusticia que acompaña al medio rural. Creo que no deberían aplicarse las mismas restricciones a un pueblo con 10 niños que a una ciudad donde vive un millón. En todo caso, la respuesta de mis hijas fue positiva”, explican desde Calzadilla de los Hermanillos.
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