Se traspasa una historia

 

Ayer compartían, en uno de esos grupos de WhatsApp que se acaban silenciando por cansino, el anuncio del traspaso de un negocio del pueblo, el de la cafetería Sergio’s.  Cuando lo vi, sinceramente, creí que al ampliar la foto saldría un simpático subsahariano superdotado, que se trataba de una broma, algún fotomontaje… pero no. De coña veraniega no tenía nada: el Sergio’s, creo que el bar más conocido de todo Sahagún, quiere echar la trapa. 

El motivo del cierre es asunto de la familia que lo regenta desde hace tres generaciones: Sergio padre, casi octogenario, Sergio hijo, César, Tere y Paco… Ellos sabrán, y sólo a ellos les importa, qué pasa tras la barra y qué fuerza anima a colgar el mandil, seguro que con pena… No en vano son décadas de cañas, vinos, vermús, confidencias… punto de encuentro, esquina cómplice de la Plaza Mayor. 

En la cuenta de Facebook ‘Me gusta vivir en Sahagún’, solana virtual para los que tienen vínculos con la villa, las muestras de cariño hacia el local y sus trabajadores suman más de medio centenar a estas horas. En paralelo, la otra entrada con más comentarios hace referencia al abandono, la suciedad y la anarquía que impera en la villa. 

Esta despedida (que ojalá sólo se quede en un cambio de titularidad) se suma al reciente adiós de la carnicería Fresno, a la de la tienda de informática PC Max, la de telefonía YoMóvil, la autoescuela, la tienda de deportes Senda… y algún que otro negocio por ahí que, desgraciadamente, caerá antes de terminar el año por falta de relevo generacional o de clientela.  

Pensar en el cierre del Sergio’s tiene así una lectura de desánimo, del final de un tiempo, de una situación impensable hace 20 años, cuando era misión imposible pasar un sábado a las dos de la mañana por la calle que ahora verá apagarse la luz de toda una institución hostelera.